Día 2

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Querido diario.

Bueno como te escribí antes, así comenzó lo que se suponía que sería un día normal en mi vida. El hecho de haber visto a una persona ensangrentada en el suelo, debe impactar a cualquiera, pero resultó no ser mi caso. Lo que me impactó, fue la cara del agresor; aunque confieso que lo vi fugazmente. Esta persona, se notaba enojada, frustrada, pero a la vez había algo en su expresión que podría decir que era, pena y dolor.

Bueno si nos ponemos a pensar, para ser justos, lo que estamos viviendo en este país últimamente es sacado de la peor película de tragedia, es por ello que no he de sorprenderme que una persona tenga es mezcla de sentimientos y que de paso, se le note en la cara.

Como lo pensaba, al momento de llegar a mi sitio de trabajo, ya la noticia se había corrido, y claro como ellos saben que yo suelo estar ahí a esa hora, me bombardearon de preguntas cada vez que me veían. Y yo sólo quería olvidar y pasar la página. Cosa que del dicho al hecho, es mucho trecho.

El día transcurrió "normal" como suele suceder. Mis piojitos, como les digo cariñosamente a mis niños, y yo pasamos el día tal y como se estaba planificado. No suelo mezclar mi vida con mi trabajo. Suelo dejar todo fuera de este y así poder dedicarme al cien por cien a lo que verdaderamente importa, la educación de niños, para que formen un mejor futuro de un país.

Pero claro, al salir de las puertas de mi recinto de trabajo, empezó la cosquillita que olvidé en la mañana, ya que debía pasar nuevamente por el lugar del acontecimiento desafortunado de mi mañana. Pero me hice de tripas corazón y ahí te voy.

A medida que iba llegando al lugar, ya que justo por ahí queda la parada del bus de retorno, el corazón me latía y obvio yo me reprendía internamente porque me había dicho a mí misma, que eso no me debería afectar; pero repito, del dicho al hecho hay mucho trecho.

Pero algo extraño sucedió, cuando estaba a escasos pasos de mi parada, veo al señor del café hablando con unos señores bien arreglados, lo malo fue cuando este me señaló. Obviamente me sorprendí, pero me relaje de alguna forma porque me imaginé que eran las personas que llevarían el caso de lo que aconteció en la mañana, pero no fue así.

Los señores en cuestión se acercaron a mí y cuando estaban cerca, mi 7mo sentido me dijo que ellos no era parte de las autoridades gubernamentales, así que quise hacerme la loca y salir de mi lugar del transporte para ver dónde me metía, pero no pude hacerlo. Cuando creí haber perdido a estos señores extraños, un joven de tez morena se me planta al frente llamándome por mi nombre y apellido y de paso, pidiéndome que lo acompañe, — ¡Si claro!— pensé, pero vuelvo a repetir, del dicho al hecho... y resulta que aquellos que creí haber perdido, se posicionaron detrás de mí obligándome a empujones, seguir a este joven.

Durante todo el camino, recé no recuerdo cuantas veces el padre nuestro a medias y vaya que es increíble que una oración que te sabes desde que te enseñaron hablar, se te olvide en un momento cuando más la necesitas; pero si suele pasar.

Yo veía a todos lados, tratando de encontrar algo o a alguien que me ayudara a salir de este lío, pero no fue posible. El chico que se encontraba a mi derecha, el moreno, me comentó que mejor dejara de buscar lo que no se me ha perdido, eso lo entendí como mejor quédate quieta o ya valiste.

Llegamos a un restaurant que estaba a una cuadra de mi parada. Suelo ir ahí con mis compañeros del trabajo cuando salimos temprano por algún evento y es muy concurrido. Cosa que no sucedía en ese momento, ya que estaba vació y sólo una persona se encontraba sentada en la mesa de la esquina. Una persona a la que le calculo que está pisando los 40. Pero eso sí, muy pero muy apuesto.

Al vernos llegar, señalo a mi "compañero", el que me advirtió antes que me quedara tranquila, y este me tomó por el brazo, no de manera brusca como lo habían hecho los otros, y me dirigió hasta la mesa donde estaba este "sujeto" que me sonrió al posicionarme frente de él y me dio la bienvenida dirigiéndose a mí, por con mi nombre y apellido.

He de confesar que no dejé de intentar completar el Padre Nuestro en todo el camino. Algo me decía que iba necesitar ayuda divina, para salir de eso. 

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En multimedia, el "sujeto". 

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