-¿Sabes tú no eres la única a la que queremos hablarle?
-Eres patética, presumida, engreída, malhumorada, piensas que todos te buscan por tu dinero y eso es cierto pero tu personalidad y acciones hacen querer vomitar a cualquier, eres insoportable...
—Parece que está en lo correcto, tendremos que llamar a la limosina Srta._____—
—Dejalo así, no me importa mojarme—
—No sea testaruda Srta._____ puede pescar un resfriado y puede que les pese a sus padres—
—Me aseguraré de que su sueldo este intacto... Sayonara—
Saque un paraguas rojo con adornos negros con blancos, comencé a caminar al portón de salida de la escuela.
No pare de caminar a pesar de las advertencias de mi mayordomo.
Caminé sin rumbo por la ciudad observé detenidamente las acciones de las personas que me pasaban, rebasaban y las que esperaban a qué la lluvia se detuviera para continuar con su día.
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Todos se veían que tenían algo en mente menos yo...
Seguí caminando con tranquilidad hasta que me tope con la playa.
Parece que había sido limpiada; mmm espero que no les haya costado trabajo limpiar la zona.
Mire pensativa las gotas que chocaban contra el mar haciendo que subiera poco a poco la marea.
Pronto sentí mis mejillas húmedas, no por las gotas de la lluvia si no por lágrimas que recorrían mi rostro.
Dejé el paraguas caer de un lado y me puse en cunclillas, seguía mirando el mar, las lágrimas se combinaban con la lluvia que me caía ensima.
—¿Porque me siento tan sola?, ¿Porque me lastima tanto este sentimiento?, todo está bien mientras finja estar bien... ¿no?—
Puse mi mano en mi pecho haciendo presión.
Este sentimiento no desaparece...
Me quedé un rato escuchando el murmullo de las gotas chocando, el viento silbando fragilmente, los pocos coches que doblaban la esquina.
Tape mis oídos con mis manos por un momento y pensé en la vida tan impecable que e tenido.
El horario tan simétrico que tenía desde pequeña, las reglas, las actividades extras, todo por dieciséis años tan rectos y sin mancha.
Todo a sido una consecuencia en mi vida social, toda la culpa es de...
La culpa es mía, no no es mi culpa, es culpa de ellos, es culpa de ellos.
No quiero seguir sola, necesito a alguien, no me importa quien sea, necesito a alguien por favor, por favor.
Me levanté e incorpore nuevamente a mi postura anterior.
Caminé todavía sin ningún rumbo fijo.
Llevaba mi paraguas en la mano sin darle importancia a la lluvia.
