Trece: Reflexión.

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¿Él era una molestia?

Quería pensar que no pero... ¿si pensaba que no lo era... estaba siendo egoísta? O si asumía que lo era sin tomar en cuenta a sus amigos... ¿Estaba siendo desconsiderado?

Sora necesitaba darse valor.

Pero no lo sabía.

Él confundía su valor con autoestima. Él no se consideraba inútil, por lo que pensaba que todo estaba bien.

Pero no reconocía su valía.

~♡~

Seis años.

Eso es lo que había transcurrido desde que había llegado a ese pueblo. Era difícil de decir, pero todo había cambiado desde aquel entonces.

Él no era el mismo niño de cuando llegó. Había aprendido mucho, había conocido a muchas personas, había reído, se había enojado, había llorado. Había olvidado y recordado.

No era el mismo, pero tampoco era alguien distinto.

Seguía siendo feliz, seguía siendo ese niño castaño de ojos azules como el cielo que solo sabe su nombre como algo cierto, pero que está bien con su ignorancia del mundo que lo rodea.

Riku también había cambiado, pero seguía siendo él.

Antes se había vuelto distante, la pérdida de sus padres a tan corta edad le había robado parte de su infancia, tardó meses en aceptar la realidad, o quizá, lo que tardó en aceptar fue que incluso en esa realidad tenía esperanza de seguir viviendo feliz como hasta ese momento.

Cuando encontró a aquel chiquillo castaño fue que cayó en cuenta de ello. Ese niño le había devuelto la luz perdida.

Él tenía su forma de ser, era amable aunque un poco serio, y era bastante maduro para su edad, aunque eso también se lo debía a su mejor amigo, había cambiado para ser capaz de protegerlo.

Sí, eso era lo que más quería, proteger a ese chico tan frágil como el cristal que fingía ser fuerte cual diamante.

No estaba molesto por haber cambiado, no era "por su culpa", era "gracias a él", pero eso era algo que Sora nunca podría aceptar del todo, y Riku lo sabía. Lo sabía mejor que nadie.

Aquel niño quería proteger al ser más preciado para él, había cambiado para que él no tuviera que hacerlo, y con ello estaba bien, estaba feliz.

Pero si se enteraba...

Riku era alguien maduro y protector, pero seguía manteniendo los aires de inocencia que lo caracterizaban como el niño que era.

Sora era amable e infantil, alguien risueño y hasta adorable que quería ver a todos felices, incluso si eso significaba sacrificarse para lograrlo.

Ambos tienen algo de infantes, pero también algo de adultos.

La vida les quitó la posibilidad de ser únicamente lo que era, niños. 

~♡~

¿Estaba haciendo lo correcto?

Temía estar equivocándose, temía estar haciendo mal las cosas.

Riku era un niño de once años, pero a veces actuaba como si fuera un adulto, no fingía, esa era su forma de ser, y aún con ello amaba jugar con sus amigos como cualquier otro.

Pero no podía evitar preguntarse si eso era lo que debía hacer.

¿Tenía el derecho de ser feliz?

¿Sus padres así lo hubieran querido?

...

Sí, lo hubiera hecho.

No tenía porqué dudar al respecto.

¿Por qué?

Porque su corazón se lo decía.

~♡~ 

―Riku... ―

―¿Sucede algo, Sora?―

Ambos niños estaban acostado en una manta ubicada en su jardín, viendo el cielo nocturno detenidamente.

―¿Crees que podamos seguir así para siempre? ―

Esto hizo que el chico albino se sentara en la manta, viéndolo curioso.

―¿Mirando el cielo? ―

Ambos rieron ante su comentario, obviamente era una broma.

―Juntos... ―

―Claro que sí. Te lo prometí aquella vez, ¿no? ―

Riku... ― chilló un niño castaño de cinco años, escondido bajo las mantas de su cama.

―¿Que sucede? ― el albino le descubrió un poco, viendo el rostro lloroso del niño.

―¿Voy a quedarme solo? ―

―¿Por qué dices eso? ―

―No lo sé... ―

Riku dudó un momento, pero solo sonrió y me metió bajo las sábanas, extendiendo su meñique frente a su amigo.

―Claro que no, estaremos juntos siempre, es una promesa.―

Sora se tranquilizó, sonrió y unió sus dedos en un leve apretón, riendo con ternura.

―Es verdad... ―

―Deja de pensar en esas cosas, no permitiré que te quedes solo.―

No de nuevo.

―Gracias. Igual yo no te dejaré solo, nunca de los nunca.―

Riku rió y volvió a recostarse en la manta a un lado de Sora.

Hicieron una promesa, y ambos harían de todo para cumplirla.

~♡~

Aclaraciones.

• Ok, este capítulo es una mezcla de cosillas, por si notan que no tienen relaciones las situaciones entre ellas, de hecho, no están en una misma de tiempo, por así decirlo. Ahora, si tienen relación con cosas que pasaron, o que van a pasar (quizá ambas), es secreto.
• ¿Por qué hice esto? La verdad no sé, este capítulo no estaba planeado en ningún sentido (de ahí la falta de cohesión), salió lo que salió, sorry.
• Lamento si parece que doy poco desarrollo a Riku, cada que hablo de él Sora está relacionado, pero en verdad, no hay mucho por individual que decir de él para que lo comprendan, si les molesta... lo siento, pero es que ambos son así, ambos giran en torno al otro, aunque parezca que solo es el caso de Riku, también aplica a Sora, más de lo que creen.

Un corazón perdido.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora