Capítulo 23: Ángel de la guarda

52 1 0
                                    

Dylan se sintió como Simba en la estampida de Él rey león cuando bajaba las escaleras entre todas las chicas con tacones, rezando por sus pies.

Una vez abajo se sintió más seguro, pero hasta que no se separó de las chicas no dejó de temer por sus pies.

En el número de apertura participaban todas las chicas, así que en cuestión de segundos estaban colocadas y listas. Además de eso, el sitio especial que le había comentado Bryce consistía en estar en primera línea entre bambalinas, donde si que era cierto que de veía todo increíble.

Cuando las chicas empezaron, Dylan empezó a seguir la coreografía sin perder ni un solo paso hasta que terminó y bajo la atenta mirada de Bryce y Louane.

–Tengo unas ganas de que te subas al escenario...– Le dijo Louane.

Dylan dejó escapar una sonrisa nerviosa y después se echó a un lado para dejar pasar a las chicas de vuelta al backstage.

Habéis estado geniales.– Dijo Dylan pasándole una bebida isotónica a Brook.

–Tu también, que cada vez que miraba, estabas bailando.

–¿Me estabas mirando?– Dylan se puso un poco colorado y a Brook se le escapó una sonrisa nerviosa.

Pero antes de que Brook pudiera contestar, escucharon a alguien gritar y después a alguien caer al suelo. Al darse la vuelta, vieron a Jessie en el suelo. Todo el mundo corrió hacia ella y cuando se acercaron lo suficiente, vieron que se agarraba el tobillo con una expresión dolorosa.

–¡Ay cari!– Gritó Bryce al verla.– ¿Qué ha pasado?

–Es que... Son unos zapatos nuevos... Creo que me he roto el tobillo.

–¿Te duele mucho?– Le preguntó Louane intentando quitarle el zapato pero ella gritó de nuevo.– Hay que llevarla al hospital.

–¡Vosotros dos!– Dijo Bryce señalando a un par de chicos que se encargaban de la puesta en escena.– Tenemos a una damisela en apuros. Llevadla al hospital.

–¿Y que pasa con el número?

–Dylan lo hará.– Dijo Brook girando se hacía él.

–¿¡Qué!?– Exclamó Tina.

–Brook, no puedo hacerlo. ¡No estoy listo!

–Claro que si. Solo necesitas un... cambio de imagen.

–Pero...

–Dylan.– Dijo Jessie mientras la levantaban para llevársela.– Confío en ti.

Los de atrezo se llevaron a Jessie directa al hospital mientras las chicas corrían por todos lado para preparar a Dylan. Clary apareció como un torbellino para maquillarle un poco, darle un poco de color, hacerle los ojos y listo. Parecía una persona completamente diferente.

–¿Seguro que esto es viable?

–Calla y deja que piense.– Dijo Bryce mirándole de arriba a abajo.– Vale, aún no tenemos ropa para ti, pero puede que puedas salir con esos pantalones.

–¿En chándal?

–Son un poco ajustados, valdrán. Respecto a las zapatillas, fuera. Bailas descalzo.

–Pero...

–¡Date prisa!– Dijo mientas le ayudaba.– Y la camiseta también, fuera.– Dijo y le ayudó a quitársela con bastante rapidez.

–Vaya. Se te da bien quitar camisetas a chicos, ¿eh?

–Se hace lo que se puede.– Dijo y se echo un poco hacia atrás.– Hijo de mi vida, menudo pecho que tienes.

–¿Gracias?

–Pero falta algo...

–Creo que to puedo ayudar.– Dijo Clary acercándose. Llevaba un bote de spray que no paraba de agitar, y cuando estuvo completamente frente a él le roció con el spray en el pecho llenándose lo de purpurina.

–¿Y esto?

–Para que destaque un poquito.

–Voy a ser el único chico bailando burlesque en un grupo de chicas. No llevo camiseta ni zapatillas. ¿Como pretendes que no destaque?

–Me encanta ese spray.– Le dijo Bryce a Clary ignorando completamente a Dylan.– Pero el collar te sobra.

–No.– Dijo tajante agarrándoselo.

–Ay cielo, no pasa nada. Dámelo, yo te lo guardo.

–Que no Bryce, que no. No puedo quitarme el collar.

–Dylan, solo es un collar.

–No lo es Clary...– Dijo echándose un par de pasos hacia atrás como un niño asustado.

–Vale, no pasa nada.– Bryce intentó calmarle.– Sal con el. Total, eso también es sexy.

Dylan le prometió a su padre que nunca se quitaría aquel collar, y ni siquiera el baile iba a hacerle cambiar de opinión.

Cuando le llegó la hora de salir a escena, tenía la sensación de que iba a vomitar lo último de los tres días. Se colocó en el sitio de Jessie pero sentía que estaba él solo frente al público que le miraba y murmuraba cosas sobre él. Tenía ganas de salir corriendo, se abrazar a su hermano y no soltarlo nunca, sentirse protegido.

Pero recordó a sus compañeras. Le había dicho que hasta que él no estuviera listo no empezarían a bailar, así que trato de tranquilizarse, sonrió y después respiró hondo antes de empezar.

Al principio, sintió que iba a caerse en medio del escenario y que haría el ridículo pero entonces todos los focos le apuntaron a él y fue como si una ola de adrenalina se rompiera tras él haciéndole bailar lo mejor que sabía.

Su cuerpo se movía a corde con la música, exacto y sin ningún fallo. Apenas entendía como era posible que lo supiera todo tan bien si solo llevaba bailando unos días, pero le daba igual. Cuando terminaron, cogió aire como para agotar el oxígeno de la sala con una sonrisa de satisfacción mientras todo el público se ponía de pie para aplaudir, incluso el mismo equipo del club estaba impresionado y solo se les pasaba una cosa por la cabeza: Dylan era el ángel de la guarda que tanto tiempo habían estado esperando para dalavr el club.

Show me your burlesque Donde viven las historias. Descúbrelo ahora