Carta número 9.

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"Cartas para una flor. Fragmento 2." 

En serio que me tienes en babia. Cada vez eres una flor mucho más cariñosa y por muy raro que me parezca lo que estoy a punto de decir, no puedo negar que me encanta que lo seas. Igual que tampoco puedo negar que me encanta sentir ese extraño cosquilleo que me provocan tus frías manos en contacto con mi piel caliente. Hay veces que siento tus ojos escudriñándome de arriba a abajo y tú sonrisa, que pocas veces se deja ver, aparece cada día más. Y yo sigo preguntándome cómo será besar esos maravillosos y rosados labios acabando el beso para después que me mires con esos preciosos ojos y brindándome una de esas sonrisas que... Dios mío, ¡qué sonrisa! 

Pero tengo miedo. El no poder verte todo lo que yo quisiera, ni todos los días que yo quisiera, me mata lentamente. Suena muy teatral, lo sé, tal vez mi forma de ser o mi vida en general sean de estilo barroco y por eso soy tan dramática. Además que nadie mejor tú para saber de lo que hablo. Eres la flor más teatral que conozco y nadie podría exagerar tan bien como tú hasta los detalles más simples y hacer una montaña de un grano de arena. Y creo que por eso me gustas tanto. Tu comportamiento tan bipolar, tu juego de miradas, incluso tu forma de ser encajan a la perfección con mis malas costumbres y mis tonterías varias. 

Y es que ya me da igual todo lo que los demás dicen sobre ti, porque siempre la gente miente más que habla y, aunque es cierto que hasta yo misma sé que no tienes que ser una flor fácil de llevar, pero yo tampoco soy la persona más fácil del mundo. Porque hay días que ni yo misma me entiendo. 

El único problema aquí es mi estúpido miedo. Mi miedo al qué dirán, miedo a estar equivocándome de nuevo, miedo a perderme porque tengo más dudas que un conductor frente a un semáforo que tiene todas las luces encendidas. Miedo al rechazo por parte de mi familia y amigos, miedo por decir quién eres en voz alta. 

No miedo a la diferencia de edad, ni de estudios o a la distancia... Sino miedo a ti y a todo lo que conllevas. Porque por tu culpa tengo esta enrome presión en el pecho, ese nudo en el estómago y esas dudas de no saber si lo que siento es de verdad o solo uno estúpido encoñamiento. 

Porque el no poder contárselo a nadie me está asfixiando, pero el miedo a que los demás lo sepan es mucho mayor.

Creo que seguirás siendo una hermosa flor en un jardín perdido y secreto de mis pensamientos. 

Cartas para él.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora