Útero vacío.
Me dijeron que la naturaleza es sabia.
Y quizás tengan razón.
Pero ¿Cómo se supera la perdida de algo tan tuyo que crecía dentro de tí?.
No se supera, se aprende a vivir con el dolor a sabiendas de que aquello que imaginaste cuando observaste por primera vez esas dos líneas rojas que dictaban que una parte de ti crecía dentro de tu vientre, ya no está.
Y duele.
Duele saber que ya no estás creciendo, que no me vas a dar pataditas cuando tenga seis meses. Duele saber que nunca voy a llegar a darte pecho, que nunca voy a escuchar esa palabra que me llene el alma cuando profeces un "Mamá".
Me duele saber que ya no te voy a arrullar entre mis brazos mientras canto una nana para que duermas, duele el hecho de que ya no voy a sentir tu piel contra la mía.
Y nadie puede saber lo que eso significa para mí.
El tiempo de luto y los llantos a las tres de la mañana pensando en como hubiese sido si la realidad cambiará, ¿Serías igual a tu papá o mi?.
Y si bien soy consciente de que la mente es traicionera y de nada sirve pensar en un futuro que se te fue de las manos, no puedo evitar imaginarte creciendo cada día más, dando tus primeros pasos, cambiando tu primer pañal, riendo con las caricias que nosotros teníamos acumuladas para ti y ahora solo quedan manos vacías he ilusiones rotas.
Se que la vida algún día me otorgara la alegría de ser madre y aún así en ese momento te voy a recordar y amar como el primer día que supe crecias dentro de mí vientre.
Te ama, mamá.