La fiesta de verano.
Neil Michaels.
Miedo.
Frustración.
Mentiras
Agobio.
Ahogamiento.
Mentiras.
Sentimientos.
Confusión.
–Mentiras, mentiras, mentiras –le doy un fuerte golpe a la pared frente a mí, logro así que mis nudillos se raspen un poco, el agua fría me empapa desde la cabeza hasta los pies. – ¿Por qué simplemente no aceptas lo que eres? –cierro mis ojos con fuerza. – ¿Por qué vives de mentiras, Neil?
El sonido de la puerta me hace espabilar y de inmediato cierro la llave de la ducha, espero a que nuevamente toquen.
–Neil, hijo, tu desayuno esta sobre la mesa, papá y yo vamos de salida a casa de tus abuelos, por favor, no olvides sacar a Max al salir de casa –hace una pausa, salgo de la ducha. –Si llegamos y encontramos popo del perro sobre mi alfombra favorita, serás tu quien lidie con eso, ¿Ok? –tomo una bocanada de aire y asiento.
–Ok, está bien.
–Mi amor, ¿Estás seguro que no quieres ir?
–Mamá, por favor, no –un corto silencio.
–Ok, ten un bonito día.
No digo nada más y paso a secar mi cuerpo, coloco la toalla alrededor de mi cintura y me coloco frente al espejo. Me observo, intento descifrar en mi mente o buscar alguna explicación, de por qué no soy como todos los chicos de mi edad.
Chicas, sexo, aventuras, senos, toqueteos, no comprendo por qué siendo el chico que soy, tengo que interesarme en otras cosas. Simplemente intento buscar una mirada diferente, simple, sin tanta cosa.
De un chico, y no de chicas.
¿Por qué tengo que tener ese tipo de gusto, ¿Por qué yo?
...
– ¡Neil! –la voz de una chica llama mi atención, la música fuerte, pero en el amplio lugar que nos encontramos, se expande el sonido. –Hola, ¿Cómo estás? –su cabello es castaño, ojos de color, sonrisa bonita, tiene rayones de pintura en su rostro, que con los cambios de luces resaltan más.
–Bien gracias, ¿Tu? –hace esa señal de coqueteo, jugar con un mechón de su cabello, sonreír algo tímida.
–Bien, yo, pensé que no vendrías a la fiesta de hoy.
– ¿Esperabas por mí? –con timidez asiente. –No quiero ser grosero, pero ¿Cuál es tu nombre?
–Hannah, mi nombre es Hannah –la observo de pie a cabeza, tiene un cuerpo muy bonito y esbelto, y que decir del color de ojos que tiene, verdosos.
–Un placer Hannah, ¿Qué año iras?
–Segundo, quizás y veamos algunas clases juntos –sonríe, le imito.
–Que bien, espero que si –hago el intento de coquetearle, me cuesta.
– ¿Quieres que bailemos? –el bullicio de la gente llama mi atención nuevamente.
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Conexiones.☆
Teen FictionLibro 1 - El hilo rojo. ¿Desde cuando podemos sentir una conexión con alguien ajeno a nuestra vida? ¿Quizás al tocar su mano? ¿Al sentir su cercanía? O simplemente ¿Al escuchar su voz? En esta ciudad llamada Hood River, un grupo de estudiantes come...