Cap. 18: Los Fuegos de Idirsholas, parte 3.

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Morgana puede sentir todo.

Siente el suave y frio suelo de piedra debajo de ella.
Siente que la ropa de cama y las sedas se frotan en su piel, revoloteando alrededor de sus tobillos, sus muñecas.
Siente la luz del sol en su piel, el calor se filtra a través de su ropa.
Siente cada cabello en su cabeza, siente los mechones cosquilleando la piel de su cuello, hombros y cara.

Puede sentir sus dedos tocándose entre sí, uno al lado del otro; Lo mismo con sus dedos de los pies.
Puede sentir sus ojos moviéndose en sus cuencas.
Puede sentir sus pulmones expandiéndose y contrayéndose, el viento moviéndose a través de su cuello.
Puede sentir su corazón latiendo mientras la sangre pulsa a través de sus venas.

Sus dedos pasan por encima de la manta que se supone que está arrancando, sabiendo que no tiene sentido.
Ella siente que los músculos de su garganta se contraen mientras trata de hablar.

—Él no va a sobrevivir allí. —Dice Morgana, sintiendo lo tensos que están sus músculos de la mandíbula.

—Lo sé. —Responde Merlín monótonamente, bajando las manos mientras terminaba de bloquear las puertas.

—Tenemos que hacer algo. —Casi susurra, con las manos temblando.

—Lo sé. —Dice de nuevo.

¿Por qué tiene que sonar tan sin vida?

~~~~~

Clang, clang, clang van las espadas y la armadura, justo afuera en el pasillo.

~~~~~

Merlín parece como que el peso del mundo esté sobre sus hombros. Él sabe, ¿no es así? ¿O sospecha?

Sin embargo, no le dijo una palabra a Arturo.

Morgana se traga las lágrimas mientras lucha por hablar.

Merlín está de espaldas a ella, detrás del trono. Él está buscando más tela para romper.

—Merlín. —Susurra finalmente.

Él no la oye.

Merlín. —Ella lo intenta de nuevo, y él se da la vuelta. Se acerca un paso, la mano en la parte posterior del trono.

—¿Qué es?

—Yo- —Ella intenta. —Yo- —Intenta de nuevo. —Lo siento. —Jadea, con los ojos llenos de lágrimas no derramadas.

Morgana se alegró de que Gwen le mostrara como ocultar los bolsillos, incluso en los vestidos más ajustados. Su mano se envolvió alrededor de la fría botella de vidrio.

—Lo siento, Merlín. Todo es mi culpa. Hice esto.

Los ya rojos ojos de Merlín se clavaron en su alma, la expresión de desesperación en su rostro que se parecía a la de ella.

—Morgause... ella me engañó... —Morgana tragó saliva. —¡Esto no es lo que quería! Estaba enojada, y no quise... no quise decir que... yo soy la fuente de la magia. —Grita, con la mano tapándose la boca, los ojos cerrados de vergüenza.

No puede escuchar a Merlín acercarse, sentir su mano en su hombro. —Morgana... —Dice, áspero.

Ella abre los ojos. Él está allí, justo delante de ella. Dios, la mirada en su rostro... ella ni siquiera puede describirlo con palabras.

—Lo siento. —Dice ella, apretando los dedos alrededor de la pequeña botella mientras la sostiene frente a ella, para que Merlín la vea. —Puedo detener esto, —Solloza, con las manos temblando. —puedo salvarlos.

Emrys el Dragón (Traducción)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora