Spring Day

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Y si vuelvo a nacer, quiero pedir solo un deseo, y aunque nadie comprenda el porqué, ni siquiera tú, no me importaría: sería estar contigo.

Y se que por más que yo quiera tu existencia es apenas el parpadeo de un pequeño pájaro en la eternidad, que pronto desaparecerás y me quedare sola, como el comienzo de mi propio fin, el que llegara un poco más tarde.

Pero los recuerdos serán indestructibles, entre los propios y tuyos.

Porque te necesito.

-Es linda, ¿verdad?.-

-Sí, lo es.-

-¿Crees que papá me deje quedármela?.-

-No creo, pero llora, dale lastima, tal vez lo haga.-

-Bien.-

Tarde dos largas semanas para darme cuenta del desastre en el que te habían metido.

Te estabas marchitando, mientras yo reposaba dentro del vidrio frío, sufriendo en tu inocencia.

Aún recuerdo cuando salí, estabas completamente carcomida, débil del alma y cuerpo, en medio del duro invierno, sin poder hacer el más minimo esfuerzo. Tenías hambre, tu mirada contenía completa premura de amor.

Asalte tu carroza negra, mis movimientos bruscos te lastimaron, pero mis gritos demostraban que tu desdicha no era completamente tuya; ahora era nuestra.

Tus ojos me cegaron del mundo, una mirada inefable me hizo el ser humano más valiente, impertinente y sentimental del universo terrenal.

Me perdí, y ya no me pude encontrar.

-Va a morir, no vale la pena.-

-No es cierto, se estaba muriendo por el aire helado, necesita estar dentro.-

-Ya no tiene salvación, dejala donde estaba.-

-No, me necesita.-

-Es una orden.-

Me fui sin mediar palabra alguna.

Mire el arrebol desde mi ventana, visualice en seguida las pocas monedas que yacían en mis manos y me diriji a la puerta totalmente asustada, sosteniendo la caja en la que te encontrabas aturdida, seguramente confundida y hambrienta.

Camine de prisa, mis piernas se sentían algo cansadas, pero el peso de mi consciencia era mayor.

Y cuando en cierto momento me detuve por la pesadez, mi cabeza proceso la realidad:

Comprendí lo efímero de la vida.

Descubrí que mientras estas leyendo esto, que mientras yo escribía esto; miles de miradas inefables están siendo apagadas.

Miles de sonrisas se estan creando con la llegada de un ser amado a casa.

Miles de lagrimas están siendo derramadas porque unos no llegaron nunca.

Millones de corazones han sido explotados por latidos desenfrenados por un primer beso.

Y millones de ellos están rotos porque recibieron el último.

Descubrí que la vida misma no es más que una aventura en lo desconocido. Misma que mas allá de ella es un completo enigma, y que por más que busquemos no sabremos que sigue hasta llegar a la etapa final.

Es un cigarro encendido.

Es la llama de un cerillo.

Lo que hay es el ahora, y lo que tenemos enfrente es un juego de decisiones que nos lleva a la siguiente etapa.

Y lo único que quería en ese momento, es que esa mirada pura de inocencia viviera una aventura más larga.

Sacaste lo mejor de mi.

Porque al final todo salió bien.

Y mírate, te convertiste en una pequeña yo más radiante.

"-Esa maldita tiene mucha suerte, ¿cómo es que siendo tan fea aún no se la llevan?.-"

"-¡Ey!, ¡mordió mi zapato!.-"

"-No la quiero aquí, llevatela.-"

Tengo tantos recuerdos que ahora mismo están dando vueltas en mi mente, la tempestad paso, y solo puedo reirme.

Porque llegamos a crear una pequeña rutina que iluminó mis días.

Y mi corazón encontró una forma de sanarse: eras tú.

Yo odio las flores, y desde un principio lo sabías.

Y es por una sencilla razón: estas simbolizan el amor, pero luego se marchitan y mueren.

Para mi el amor debería de ser eterno, pero así como estas secan, este mismo es fugaz.

Así que nunca quise que me regalaran flores, no quería saber el final de los sentimientos que impulsan a las masas a hacer cosas increíbles por otro ser por medio de un obsequio.

Quería que fueras inmarcesible, y lastima por mi, porque eres la flor más hermosa del universo antes conocido.

No soy una persona elocuente, y dudo serlo alguna vez, pero por medio de esto, te digo el porqué eres mi flor, mi flor de cerezo.

Con el significado de belleza y fugacidad de la existencia otorgada a la vida.

Nunca lo sabrás, ni siquiera leerás esto, pero eres mi serendipia, buscando mi razón de ser en otros ojos, los encontré en medio de la tormenta, en quien no esperaba.

No se realmente que tipo de escrito sea este, pero es algo así como una oda a mi mascota, una perra de raza cruza llamada Flor, con todo el amor del mundo para ella.

Flor de CerezoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora