Era una noche oscura, donde no se veía mas que la luz de las farolas a lo lejos y el sonido de los motores de los coches al circular por la calle, era el unico sonido. Una chica salía de trabajar justo cuando comenzó a llover fuertemente, no llevaba paraguas, por lo que al salir a la acera se empapó en cuestión de segundos. La chica tenía prisa por llegar a su casa, por lo que giró en la esquina y se metió por un callejón oscuro, con el techo cubierto por las terrazas de los edificios. Cuando llegaba casi al final del callejón, escuchó unos ruidos, sonaban como golpes y gemidos. Ella curiosa y temerosa por lo que iba a encontrarse, siguió caminando hasta llegar hasta un contenedor de basura, donde cerca de él se encontraban unos cuatro tipos alrededor de un muchacho que estaba tirado en el suelo, cubierto de sangre, empapado y gimiendo de dolor, los hombres que había a su alrededor le pegaban patadas sin tener piedad alguna por aquel muchacho.
Uno de los hombres se giró hacia donde ella estaba y ella se agachó escondiéndose tras el contenedor asustado. El hombre vestía de negro, igual que los otros tres, pero este hombre tenía algo que lo caracterizaba y era un tatuaje en la cara de un escorpión, justo en el pómulo derecho. Era alto, como los otros tres, tenía una miraba de odio hacia todo lo que veía. Al no ver nada, se giró de nuevo hacia el muchacho.
La chica se tapó la boca para no gritar cuando vio como el hombre del tatuaje en la cara se agachó y cogiendo al muchacho por la nuca y le apuntaba al corazón. Le dijo algo en un idioma que ella desconocía y el muchacho lo miró a los ojos y le contestó en el mismo idioma, algo que al otro no le gustó nada y sin pensarloselo dos veces, le pegó un tiro justo en el corazón.
La chica al ver eso, salió corriendo asustada y buscando en su bolso, sacó su móvil y marcó un número.
- Papá! Necesito ayuda!