Un nuevo impulso de mis piernas y siento como el aire golpea mi rostro por la velocidad que llevo, pero... no es suficiente. El dolor cruza mis músculos por el intenso esfuerzo, pero intento ignóralo. "Tengo que llegar, tengo que llegar, tengo que llegar". En mi mente solo esas palabras se repiten, dándome los ánimos necesarios para no dejarme vencer.
Esos hombres... esos... monstruos han entrado en nuestro refugio. Sé lo que buscan, lo que siempre andan buscando, pero hasta hoy habíamos conseguido esquivarlos. ¡Mierda! En cuanto doblo la esquina, una nueva ráfaga de aire y el humo, me golpean de lleno. Entrecierro los ojos ante las grandes llamaradas que devoran vorazmente el viejo edificio donde llevamos más de dos años escondiéndonos. Entonces, algunos gritos sobrepasan el rugido de las llamas y siento como mi corazón se atenaza aún más. No. No puede ser. Ellos ¿aún están dentro? Tengo que llegar.
Sé lo que viene, aun así, no puedo evitar el fuerte golpe que me rompe la pierna haciéndome caer al suelo entre gritos y lágrimas.
-Oe, la rata pelirroja por fin aparece-. La voz me hace alzar la vista para encontrarme con ese ojo que lleva años tras nosotros.
-Nnoitra.- Le grita otro.- No dañes el género, joder.
-¿Eh?- Dice alzando la única ceja que se le ve.- Llevamos tras estos mocosos años y ahora que por fin les hemos trincado...- Dice mirándome con un brillo demasiado vibrante en su único ojo negro.- me cuesta retenerme.
-Lo que dañes, lo pagas.- En cuanto escucho esa oscura voz, giro mi rostro para ver al hombre que más temen los que vivimos en el Inuzuri, el peor barrio de los suburbios. Yhwach.
Ver aparecer a este hombre de mirada sanguinaria es sinónimo de que tu vida ha terminado. No porque te mate, sino porque nunca volverás a ser dueño de ella. Escucho los llantos de mis amigos mientras los están metiendo en un camión y por una fracción de segundo, veo los ojos que menos deseaba ver, por lo que ello significa.
-¡Renji!
-¡Rukia!- Grito antes de sentir una patada en mi estomago que me deja sin aire.
-Así que esa es tu palomita ¿eh? Pelirrojo.- Dice Nnoitra agachándose cerca de nosotros. Entonces unos nuevos gritos en el interior del edificio llaman nuestra atención. Mierda, es cierto, antes me pareció escuchar a alguien, pero ¿Quién falta?¿Quien sigue ahí dentro?
-Oe, Nnoitra. ¿Revistaste bien todas las habitaciones?
-No sé.- Dice alzándose y rascándose una oreja con parsimonia.- Ese puto sitio tenia mas escondrijos que una madriguera de ratas.- Dice mirándome directamente. Mis ojos lo miran con rabia mientras no puedo evitar llorar por el dolor de mi pierna y por lo que nos está sucediendo.
-Joder, te dije que miraras bien. Los chicos que se quemen no nos sirven.- Dice el otro molesto.
-Pues no haberle prendido fuego.- Le dice el tuerto dejando al otro totalmente callado.
-Nos vamos.- En cuanto el gigante de mirada rojiza dice eso, ambo hombres dejan de discutir para terminar de subirnos en varios vehículos.
Nuevos gritos desde el edificio, antes de ver como una ventana se rompe, y algo cae hacia la calle. Un fuerte golpe en la cabeza. Luego... oscuridad.
Frío. Todo el cuerpo me tiembla por la baja temperatura del sótano donde estoy. Apenas siento las manos y los pies. A mi alrededor, algunos chicos sollozan conscientes de lo que viene. Ni siquiera entra algo de luz del exterior y eso no ayuda a saber cuanto tiempo llevamos aquí pero creo que ya van varios días. Me duele la pierna. Apenas me la han vendado para intentar arreglarla un poco, pero duele como un demonio.
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Akai Tsuki (Saga Luna Oscura parte 1)
FanfictionAño 2357. En un mundo oscuro y retorcido, donde las reglas del juego han cambiado, Renji intenta sobrevivir como puede junto a sus amigos. Un doloroso pasado, un cruel presente y un más incierto futuro harán que, tras un giro del destino tenga que e...