Meow?😻 † Adaptación †

🐱36🐱

Christopher podría haber subido al dormitorio apenas las niñas se fueron con Alice , pero prefirió no hacerlo. En cambio, se tomó su tiempo para recoger las tazas del desayuno y lavarlas a mano, en vez de utilizar el lavaplatos. Dio de comer a Toby y Neko, y se lavó las manos antes de subir. Unos suaves quejidos se oían desde el pasillo que llevaba a la habitación, por lo que Joel debería estar prácticamente gritando. Entró a la habitación, sólo para encontrarse con una de las vistas más calientes que había visto en toda su vida (y que desde que estaba con Joel había visto muchas).

El rizado estaba prácticamente temblando, sus muslos se sacudían; su espalda estaba arqueada obscenamente, su pecho casi tocaba la cama, y su cola serpenteaba en el aire. Los gemidos resonaban, algo silenciados por la mordaza; y las pequeñas manos del ojimiel apretaban las almohadas con fuerza. El pene del hombre-gato estaba erecto y violáceo, colgando pesadamente entre sus piernas algo manchadas por el lubricante natural, por la concentración de sangre, pero el semen sobre las sábanas indicaba que se había corrido ya al menos una vez.

Pareció como que Joel lo hubiera sentido llegar, ya que gimió incluso más alto y empujó su trasero hacia atrás. Era como si el moreno estuviera haciendo su mayor esfuerzo para no moverse del lugar, a pesar de que no había nada que se lo impidiera.

-Papi está aquí, gatita, y va a follarte tan fuerte que los sesos se te saldrán por el ombligo-— aunque esa frase hubiera sido objetivo de las burlas del rizado en circunstancias normales, en aquellos momentos su juicio estaba completamente nublado por la necesidad animal de ser follado. Joel sollozó, arqueando aún más su espalda (si es que aquello era posible), presentándole y ofreciéndole su culo. El lubricante natural escapaba del vibrador y dejaba pequeños caminos brillantes en los muslos del mayor.

Christopher se acercó, posando su mano en una de las nalgas de Joel , sintiéndola arder con un calor casi febril, y retiró el vibrador. Entonces pudo apreciar cómo el agujero estirado se cerraba sobre nada, y las bolas del ojimiel se apretaban. Estaba a punto de correrse por tercera vez en la mañana y aún no le era suficiente.

-Eres una buena gatita, ¿a que sí?—- elogió el de ojos color chocolate , depositando un beso húmedo en la empapada entrada del rizado —- Tomando obedientemente todo lo que te doy, y aún suplicando por más.

El tatuado adentró su lengua en el ano del mayor, apreciando el sabor dulce y a la vez terroso del lubricante natural que producía su amante. La polla del menor palpitó en sus pantalones.

Aquello bastó para que el hombre gato se tensara, disparando otra carga en las sábanas con un grito que traspasó limpiamente a la mordaza.

Christopher tomó la cabeza de joel , que colgaba pesadamente entre sus hombros, y le quitó la mordaza. La barbilla del mayor estaba húmeda con la saliva que se le había escapado, y sus ojos estaban empañados con cansancio.

-Lo hiciste muy bien, Joy—- Christopher se sentó en la cama y acunó al mayor entre sus brazos; acariciando su cabello y sus orejas, y repartiendo pequeños besitos por todo su rostro. Los jadeos sin aliento del ojimiel resonaban en la habitación—-. Eres perfecto, totalmente hermoso. Te amo, te amo, te amo—- susurró en su oído.