Trigésimo segundo

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La señora Flores está gritándome, lleva toda la semana en eso, mueve su boca y todo, pero en realidad no la escucho. Sé que está gritandome por la energía que veo gasta en sus movimientos y porque casi puedo ver solo sale la saliva de su boca. Desde que vi como entró Carolina a las instalaciones y pasó directamente a la oficina de Rhett no he podido pensar en otra cosa, ¿Qué diablos quiera ella? ¿De verdad quiero saber de qué hablan?

Carolina Oyola sale de la oficina de Rhett, taconeando y pavoneandose con una sonrisa de autosuficiencia,  puedo ver porqué salía con ella. Es casi perfecta, yo en unos zapatos así me doblo el tobillo al segundo, pero ella no, los lleva con una gracia tal cual una gacela. Su vestido está ajustado en todos los lugares correctos haciéndole justicia. Wao. 

Sacudo un poco mi cabeza como si eso se llevara el pensamiento de esa mujer.

Recojo los papeles que la señora Flores tira al suelo a diario para mí, parece que ha dejado de gritar y yo asiento a lo que sea que está diciendo.  Miro el reloj detrás de ella. 

En dos minutos es mi hora de salida.  Levanto mi rostro, ella no va a robar mi paciencia. Vieja loca.

- Sí, señora Flores. Como usted diga, así es.- ella se ve extrañada ante mis palabras, incluso frunce más su ceño siempre fruncido. 

-Entonces ya puedes retirarte.- me levanto del suelo, coloco los papeles en su escritorio y le sonrío, ella aclara la garganta para que le de mi atención, la miro.-Me sorprende que no te quejes con el señor Gutierrez. Simplemente haces lo que se te dice y no te quejas.

-Mi trabajo es hacer lo que se me dice, no quejarme.

-Pero el señor Gutierrez es su esposo y la tiene haciendo esto...-ella se traga sus palabras, sé que todos saben quién soy, varios han visto la foto que Rhett tiene en su oficina de nuestra boda, es algo bastante obvio si nos ven salir juntos cada día. 

-He tenido peores trabajos, este es un paseo feliz en disneyland. Y no voy a tener un puesto que no me he gando, además me parece un trabajo hecho para aprender, haré las vacaciones de todos aquí, incluso las suyas. En un año sabré exactamente como va este lugar desde como se limpia a como se lidera. Así que no me molesta para nada.- termino por colocar en orden los lápices y bolígrafos en su escritorio.-Gracias por preocuparse por mí, señora Flores. Feliz año. 

Salgo de su vista, me dirijo a la oficina de Rhett. No sé si debo esperarlo, espero que no. Me detengo frente a la puerta al escuchar que habla, son practicamente murmullos.

Toco dos veces en la puerta, él levanta la voz y dice: "pase", tomo el pomo, lo giro y entro a la oficina. El sigue hablando por telefono, levanta la mano señalando que lo espere.

Me tiro en el sofá que el tiene en una esquina, me acomodo y siento como mis parpados se cierran.

-Ni siquiera has cerrado bien los ojos y ya están roncando, eres un caso serio, Buendía. 

-Déjame en paz y vamonos a casa. 

Él se levanta de detrás de su escritorio, camina hasta donde estoy, se sienta en el suelo y ahora nuestros ojos tienen el mismo nivel. No quiero mirar demasiado, porque cada que lo hago siento ese calor que me indica lo cerca que estoy del sol.

-Sé que viste a Carolina entrar aquí, ya que conoces a su gemela sabes como luce así que, quiero que sepas que... -Oh, querido Dios, vamos a tener una conversación sobre esto.- que ella vino a hablar conmigo, pero nada de lo que ella diga tiene importancia para mí. 

Su ceño está fruncido, como si algo le preocupara. No sabe lo preocupada que estaba yo, de nada, porque no sé de qué, pero ver esa mujer entrar ahí me revolvió totalmente, pero no digo nada de eso, suelto:

Matrimonios & ConvenienciasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora