Inhalé, tratando de hacer como si no los hubiese visto pasar, como si no hubiese visto sus manos entrelazadas o sus sonrisas relucientes. Ambos se encontraban en su mundo. Un mundo en el que yo no existía, o más bien, no debía existir.
Traté de no temblar al ver que se acercaban hasta el pequeño banco de madera en el que me encontraba, entretenida con la pantalla de mi celular. Estaba nerviosa. Mi pie no dejaba de dar pequeños golpes rápidos al suelo. No podía volver a verlos tan cerca de mí.
Quise largarme de allí cuando desde mi lugar podía escuchar sus risas, pero me mantuve estática. Tal vez no llamaría su atención.
Cuando las voces eran tan cercanas como para reconocerlas y dos siluetas se encontraron en frente de mí. La risa masculina cesó, pero su caminata no.
Suspiré algo abrumada cuando deducí que estaban considerablemente lejos y que ninguno me había reconocido.
Nunca pensé que alguien como ellos dos andarían en una plaza tan humilde como esta.
Levanté la vista y registré el panorama. Se habían marchado, no tenía rastro de ellos.
Me alegré, pero por un momento deseé levantar la vista y encontrarme con sus ojos cafés puestos en mí.
Sacudí la cabeza y volví mis pensamientos al pequeño aparato en mis manos. Eran las 6:34 pm. Tenía un par de minutos antes marcharme.
En mi celular, me dirigí a mi aplicación de mensajería y busqué su chat, al abrirlo comencé a teclear:
''El amor de mi vida" creo que te quedaría bien como sinónimo. Sin buscarte te encuentro en todos lados, es como si quisieras que yo te encontrara, que no te olvide, que no nos deje ir. A veces creo que nuestra historia fue tan sólo un borrador que no llegó a publicarse. Quién quiera que sea el autor, ha sido muy cruel. Espero que algún día me diga si has pensado en mí.
Las almohadas chillan cuando callan mis sollozos y mi pecho se queja por tanta presión, mi mente me mira con desaprobación y mi alma llora en silencio porque está siendo despedazada y no puede hacer nada. Sin embargo, mi corazón no quiere darse por vencido. Tan optimista que me extraña que sea parte de mí. Danza dentro de mí, esperanzado, ilusionado. Me susurra al despertar que quizás lo nuestro no está tan roto, que me vendrías a buscar. Es lo único vivo que me queda y no quiere dejarte ir, nos quiere atar.
La gente a mi alrededor me ruega que deje de mirar para todos lados buscándote, que deje de perderme en algún punto de la nada pensando en nuestro pasado, que deje que las cosas sean como tienen que ser. Se nota que nunca han amado. Lo dicen con tanta apatía, tanta frialdad que en realidad creo que sí han amado.
Mamá, papá, hermanos... ellos no saben nada. Me quieren tanto que ni siquiera se dan cuenta lo que pasa a mi alrededor. Puede que sea bueno, ya que no soporto que me vean llorar, pero a veces me gustaria tener su apoyo, porque me estoy desangrando y sé que alguno podría darme la sangre que estoy perdiendo. También puede interpretarse literalmente, si así lo quieres.
Espero que nunca hayas dudado de lo que sentía, porque yo siempre dudé de lo que me decías. Sabía que mentías pero me dije que tenías una razón, que la verdad dolería más y que si tenía una venda en los ojos estaría bien porque no había objetos peligros cerca. Pero qué ilusa. Lo primero que fue querer abrir la puerta de salida y ya me he clavado una astilla. Ahí comprendí que sería tan difícil salir de ese sentimiento como que una pequeña espina no se hunda en tu piel tanto que ni te das cuenta de que la tienes.
Perdón por ser tan cobarde y por no decirte directamente esto pero te amo tanto que me rompería allí, y no podrías repararme porque estás ocupado manteniendo los pedazos de otra persona.
Aunque estemos a distancia, puedo ver que entre todas tus partes hay un hueco. Es profundo pero a simple vista parece no molestarte, pero sé que ahí están tus peores pensamientos, tus más grandes miedos y verdades. La zona es tan sensible que al mínimo contacto explotaría. Lo viví una vez. Aún me duelen los ojos de tanto llorar.
No voy a pedirte que vuelvas a mí, entiendo que no es nuestro momento, nunca lo será. Da igual, en otra vida yo sería tu chica. Pero en esta lo es ella, te dió luz cuando yo sólo te di oscuridad, te dió fuerzas cuando yo sólo te las sacaba y te dió esperanza cuando yo te consumía en mi fragilidad. A ella le agradecería por salvarte de mí, pero no lo haré porque no lo hizo para salvarte, fue para que vos la salves a ella. O te salvan o salvas y nunca dejabas que te salven.
Espero que me recuerdes como un pequeño pétalo que se desprendió de su flor por la fuerte ráfaga del viento y ahora no sabe donde está, sólo sabe que quiere volver.
Te amo con todo mi corazón. Hasta nunca.
Limpié un par de lágrimas que se habían resbalado por mis mejillas y miré su estado. En línea.
Pellizqué mi labio inferior con mis dientes y dejé mi pulgar a unos muy pocos centímetros del botón de enviar. Cuando estuve a punto de presionarlo, poco a poco gotas del cielo empezaron a asomarse hasta generar una fuerte lluvia que hizo que me resguardada en mi capucha y trajera el celular más para mí misma.
Intenté de nuevo, pero cuando estuve a punto de darle al "Enviar" esas risas resonaron de vuelta y volví a paralizarme, pero esta vez levanté levemente la vista para encontrarme con ambos. Besándose bajo la lluvia.
Vaya beso digno de película.
Cerré los ojos y tragué saliva. Al abrirlos simplemente borré el mensaje y bloqueé el celular, para levantarme y así caminar en dirección a quién sabe donde.
ESTÁS LEYENDO
Arrancarse el corazón
Short StoryLo único vivo en mí era mi corazón, pero se lo ha llevado él.