Maldecía mirando el techo de su habitacion, queriendo sacar algo de la rabia que tenia consigo mismo.
Todos y todo se ganaban parte de su rabia y enojo en contra del mundo. Todos menos el jovencito que descansaba a su lado. Giro, quedando frente a él, mirando detenidamente cada una de las facciones de su rostro; el que aun se encontraba algo sonrojado, con rastros de las lagrimas de placer que habían caído de sus ojos. Su cuello cubierto de marcas rojas, ojala su padre no se diera cuenta tan rápido de ellas, Krest para ser tan enano tenia un genio de los mil demonios.
Acaricio su rostro con cuidado de no despertarlo, quitando sus lentes con delicadeza, estaban tan concentrados en su mundo que ni de ellos se acordaron. Los dejo en la mesa de noche y olvidándose por completo de toda la rabia que tenia se abrazo a su niño, acercandolo lo más que podía a su cuerpo. Dégel inconscientemente se aferro a él. Sonriendo enbobado le dio un beso en la frente para tratar de dormir tambien.
Pero no pudo, los recuerdos esa noche no lo dejaron dormir.
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Recordaba a la perfección el primer día que lo vio.A sus 24 años estaba terminando una práctica profesional en una empresa de turismo, era casi el secretario de su jefe, quería mandarlo a la mierda, quien se creía ese vejete para mandarlo tanto, y lo peor le daba tareas que no tenían nada que ver con lo que estudio.
- ¿Que dijo?
- Lo que oiste Kardia, no creo que te cueste hacerlo ¿cierto? Ademas es solo esta tarde.
- Esta bien.
- Eso es, tu espera aquí que ya van a llegar.
Su jefe estaba postulando para que le diera un buen golpe, ¿Acaso le vio cara de niñera? ¡Él no tenia ni la más mínima paciencia con los niños! Como lo ponen a cuidar al hijo del enanito de Krest Bellrose. Cuando vio al supuesto niño no sabia si maldecir o agradecer a su jefe.
Dégel era una joya para sus ojos, ni el mejor pintor podría retratar semejante belleza, y no solo se enamoro de su físico ese día, el intelecto del muchachito lo dejo encantado, su forma de ser, de pensar, cada uno de sus gestos y ese bello acento francés que poseía.
Más de un año y medio de una relación a escondidas, en lo que no pasaban de los besos y caricias leves, pero esa noche la llama de la pasión fue mucho más fuerte que el autocontrol de ambos.
Para su suerte, el enano cascarrabias le tenia mucha confianza, y había dejado a Dégel a su cuidado por que él tenia que salir de la ciudad y por nada del mundo dejaba a su hijo solo.
La ronda de besos llevaba varios minutos, hasta que por instintos comenzo a dejar besos en su cuello aun dudando de que si serian bien recibidios o no, para su suerte Dégel no se quejo incluso cooperaba dejando en claro que él también deseaba eso. A los minutos la ropa comenzó a estorbar y entre jalones casi desesperados logro quitarle la ropa al menor. Quedo embobado mirando cada parte de su cuerpo. Sintió una mano bajando la bragueta de su pantalón, con eso volvio prestar atencion. Sonrió ladino, dejaría que hiciera lo que quisiera, que experimentará.
Dégel bajaba sus pantalones junto con el boxer, ahora él miraba cada parte del cuerpo contrario grabando cada detalle en su mente, cuando llego al mienbro de su pareja se sonrojo.
- Tranquilo, no pienso lastimarte.
En un instante sus bocas se juntaron en un beso necesitado y apasionado, las manos de Dégel tiraban los cabellos azules, mientras las de Kardia recorrian sin pudor alguna su cuerpo. Poco a poco se recostaron en la cama, el griego dejaba besos y chupetones en el blanco cuello de su niño, dejando marcas más notorias que otras. Dégel jadeaba y suspiraba dando una clara señal de que disfrutaba de las caricias.
Cada parte de su cuerpo la sentía vibrar, su piel se erizada con solo roces, no quería ni imaginar que imagen tendría una vez que entrara en él. La más hermosa eso era seguro. Comenzó a deslizar sus manos a sus glúteos apretandolos, viendo que a pesar de la edad eran bastante generosos. Mirando las reacciones del pequeño francés, comenzó a meter un dedo ya lubricado en su cálido interior, Dégel jadeo, seguido de un suspiro entrecortado.
- Sigue.
Fue un susurro apenas audible, pero que le dio los ánimos para seguir con su tarea, un segundo dedo se unió y luego un tercero. A esas alturas el de cabellos verdes se deshacía en gemidos tímidos y entrecortados.
Fijo su mirada en el rostro de su amante, justo hay se dio cuenta de algo: era un niños, 15 años apenas y él 25 cercano a los 26, ¿Que demonios estaba haciendo? ¡Podían meterlo a la cárcel!. Una mano más pequeña que la suya acariciaba la piel de su mejilla.
- No te preocuopes, mi padre no se enterará y aunque lo haga no dejare, por nada del mundo, que me aleje de ti.
¡Maldito el momento en el que nació 10 años antes que su adoración!
Apoderándose nuevamente de sus labios comenzó a entrar en su interior, lento tampoco quería lastimarlo. Una vez por completo dentro de él las primeras embestidas tomaron lugar, lentas, profundas y constantes. Logrando que de las gemas violetas comenzaran a caer las primeras lagrimas de placer.
- Más... K-Kardia, más ah~
- Como ordenes, mi hermoso francés.
Ahora si, las embestidas de verdad vieron la luz haciendo gritar a Dégel, gritar a los cuatro vientos el nombre del hombre que amaba, y al que ahora le pertenecía. No supo en que momento pero sintió algo tibio sobre su abdomen, se habia corrido sin siquiera darse cuenta.
Kardia sintió como su miembro era apretado con mayor fuerza por el resiente orgasmo de su pareja, no faltaba mucho para que él acabara tambien. Unos cuantos movimientos más y dejo salir su semen.
Besando la frante de su adoración francesa se acomodo a un lado de él, viendo como comenzaba a cerrar sus ojos por el cansancio.
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.Las tres de la mañana y seguía viendo a Dégel dormir, acariciando sus cabellos y pensando que haría una vez que el enanito se diera cuenta de lo que había pasado, una cosa tenia clara no iba a dejarlo.
Todo sería más fácil para ambos si tuvieran edad cercanas, pero no, el maldito destino decidió que uno naciera mucho despues que el otro.
¡Maldita sea la edad!
Aun así no se alejaría de él sin dar antes la pelea. Podían llamarlo pedofilo y todo lo que quisieran, mientras ellos siguieran amándose nada más importaba, ni el demonio de la edad.
🍎❄
Hola!
Esta cosita bella salio de gracias a que AzakaAcha me tentó a hacerlo, y bueno ¡La tentacion me gano!
Espero que les haya gustado y una disculpa, esto iba a salir mucho antes pero se me seco el cerebro con el lemon 😅
¡muchas gracias por leer! ❤
ScorpioNoMilo 💕
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Maldita sea la edad.
FanfictionLa edad es solo un estupido prejuicio y un maldito demonio, que muchas veces no dejan amar en paz. One-Shot KardiaxDégel.