Todo había comenzado como un juego, un juego siniestro de parte de Min Hyuk, uno que se volvió una obsesión rápidamente.
Min Hyuk era demasiado poderoso, Ki Hyun, solo un crío insolente al que le importaba nada, mucho menos el apellido que pudiera tener Min Hyuk.
Eso prendió la primera mecha.
Min Hyuk quería tener a Ki Hyun a sus pies. A cualquier precio. Porque Ki Hyun nunca pareció intimidado con su presencia y él no podía soportarlo.
Le asqueaba, le irritaba hasta hervirle la sangre.
Sin embargo, esa rabia que le generaba aquella indiferencia de Ki Hyun, poco a poco dejó de ser agresividad para convertirse en deseo, en un peligroso juego donde lo único que le importaba a Min Hyuk era ser el centro del universo de Ki Hyun.
Que no existiera nada más que él.
Para ello, ideó un retorcido plan a efectuar en tres simples pasos.
En el primero, dejó a Ki Hyun en una situación vulnerable para que Ki Hyun no tuviera más opción que tener que aceptar su compañía. Y, tratándose de algo que solo Min Hyuk estuviera dispuesto a ofrecer, lo más simple y más fácil fueron la influencia y el dinero.
Cuando empezó con su plan, le sorprendió cómo, de contar con los recursos adecuados, dejar a una familia en bancarrota era tan fácil como chasquear los dedos.
En el segundo paso se acercó, mostró un falso interés sincero y puro por Ki Hyun, mientras se mostraba comprensivo con su situación.
Llegó a facilitarle a su padre un trabajo y a Ki Hyun varios prestamos que Min Hyuk se aseguraba que el menor no pudiera devolver. Así, Ki Hyun no tenía más opción que seguir volviendo.
Para cuando pocas semanas más tarde Ki Hyun trató de usar los supuestos sentimientos de Min Hyuk a su favor, el mayor se preguntó cómo podía haber sido tan fácil.
Y no solo se acostó con él aquella misma tarde, sino que lo hizo de tal forma que se aseguró que Ki Hyun recordara aquello como una de las experiencias más desagradables y humillantes de su vida. Porque eso quería Min Hyuk de él. Quería quitárselo todo, toda la dignidad, todo lo que le hacía persona. Que no fuera otra cosa que no fuera su animal de compañía al que podía follarse como quería, cuando quería y donde quería sin que Ki Hyun opusiera resistencia a pesar de su disconformidad que nunca mostró abiertamente.
Pero terminó resultando tan fácil que Min Hyuk incluso se sorprendía, incluso odiaba a Ki Hyun con más fuerza. Con tanta fuerza que deseaba partirle a pedazos en todos los sentidos posibles. Psicológicamente, físicamente. Sexualmente también.
Habían pasado seis meses desde que aquello empezó, desde que le sedujo la primera vez haciéndose el necio y mostrando interés genuino y puro por Ki Hyun. Seis meses que se resumían a él experimentando en Ki Hyun todas las ideas que se le ocurrían. Le manipulaba a su antojo utilizando el dinero o tirando de hilos para generar necesidades en Ki Hyun que arrastraban al menor todavía más bajo.
A aquellas alturas, Min Hyuk no consideraba a Ki Hyun otra cosa distinta que no fuera una prostituta que le estaba saliendo demasiado barata a comparación de las cosas que le dejaba hacerle.
El más alto estaba tanteando los límites de su acompañante, buscando en qué momento Ki Hyun diría que no. Había resultado ser bastante dócil a pesar de la actitud rebelde que había mostrado, tanto que incluso resultaba molesto.
En ese momento le tenía entre las piernas, con una mano sujetando sus cabellos mientras empujaba su erección hasta el fondo de la garganta de Ki Hyun una y otra vez, deleitándose viendo las expresiones que ponía. Le tenía completamente domesticado. Si comparaba con las primeras veces, la forma en que Ki Hyun había aprendido a no ahogarse cuando Min Hyuk empujaba con demasiada rudeza, cómo había aprendido a usar su lengua para Min Hyuk, a poner las expresiones que sabía que al otro le gustaba, resultaba fascinante.
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Gloomy April » MONSTA X. Short Stories.
HorrorTodos ellos sabían que el amor brotaba como las flores en abril, con paciencia y sin prisas. Pero su amor florecía rojo en el infierno porque era falso, porque ellos no amaban a las personas a las que amaban. Amaban mancillarlas y poseerlas. Solo qu...