Capítulo 8 - Un millón como tú.

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Makis Prov:

Maldito despertador, maldita cosa que lo único que hace es recordarme que tengo que volver a ese maldito hospital, ver su maldita cara otra vez, soportar quizás una que otra burla, porque de seguro, después del maldito escándalo que protagonizó ella y su esposo, más de alguno se enteró de esa relación clandestina que tenía con mi jefa. Lo único que quería, era volver el par de meses en el que había iniciado todo esto para evitar involucrarme con esa maldita y endemoniada mujer, evitar involucrarme con sus carnosos labios, con ese hermoso trasero, con esa maldita mujer con curvas de ensueño.

-Maldita sea mi suerte. ¡Deja de pensar en ella Makis, hay un millón de mujeres mucho mejores que ella! – paso las manos por mi cara para desperezarme un poco y en cierto modo, también para sacar la cara de Natalia Afanador de mi cabeza.

Casi con pesar me levanto de la cama para ir directo a la ducha, esa mañana no fui siquiera capaz de echarle azúcar a mi café, desperté de un mal humor horrible, así que ni siquiera me preocupo de ingerir alguna otra cosa. Esa mañana me visto con una blusa que se entalla a mi cuerpo, unos jeans rasgados y unas van negras, cubriéndome del frío con una chaqueta de cuero.

- ¿Por qué no me dijiste nada? – siento la cansada voz de Juli a mis espaldas, así era como iniciaba mi día.

-Porque no sabía hacia donde llevaría esto y como ya ves, no llevó a nada – el mal humor trascendía por mis poros, ya ni siquiera lo podía disimular.

-Makis, soy tu amiga, podrías haber confiado en mí, yo te iba a apoyar – Juli parece sentida, nunca debí haberla hecho a un lado, ella ha sido un gran apoyo desde el inicio, pero Natalia Afanador me había cegado, no sé hasta qué punto, ella me había enfrascado en el hecho de que debíamos intentarlo. La veo pasar por mi lado, resoplando, quizás derrotada por el silencio que extendí por quedarme pensando.

-Perdón – le digo tomando su brazo para que no se vaya – No sabía qué hacer y simplemente me quedé callada, estaba enfrascada en que nadie debía saberlo y al final, salió de la manera más horrible posible.

- ¿Sabes que se dirán cosas de ti? ¿Verdad? – ella toma mi mano y la aprieta, su rostro demuestra que se avecinan las malas noticias.

-Lo sé, y eso es lo que quería evitar, que se pusiera en duda mis habilidades como doctora, pero ahora, estoy segura de que atribuirán cada uno de mis méritos a lo que tuve con Afanador – bajo la cabeza, quizás un poco avergonzada, no estaba completamente preparada para enfrentar el hecho de que la gente me apuntara con el dedo.

-No te preocupes Makis, Afanador fue una desgraciada, una vil mentirosa, pero hay algo que ella no puede poner en duda, y es que eres la mejor de la generación, eres una doctora excepcional y te aseguro, que, si alguien se atreve a dudarlo, el tiempo se encargará de ponerlos en su lugar – no dudo en sonreírle, ella es una verdadera amiga.

-Escúchame Makis, ahora mismo me vas a tomar de la mano, vas a levantar la cabeza y caminarás tan altiva como puedas, porque ahí viene entrando a ella con su hijo en brazos y tú la vas a ignorar como se merece – ni siquiera me doy el valor de girar mi cabeza, no quiero verla con ese pequeño en brazos, no quiero verla entrar con mis esperanzas rotas entre las manos.

-Vámonos – Juli me toma de la mano para guiarme al interior del hospital, lamentablemente, tengo que pasar por cerca de ella.

-Makis – escucho esa voz que me hace tambalear el corazón y como toda una idiota siento los ojos aguarse al escuchar su voz.

-Makis, hola – la voz de ese pequeño me hace parar en seco, la muy desgraciada tenía que venir con el niño, ese niño que hasta ahora sabe, soy amiga de su madre.

Si Doctora - (Ventino) [Makia]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora