«Parte Unica»

633 73 247
                                    


Calor, mi peor enemigo. Un enemigo con el que constantemente tenía que lidiar. Desgraciadamente, yo vivo en uno de los estados de Venezuela donde siempre hay un sol arrecho, un sol pa’ negros. Soy de Lara, panitas.

PD: Cardenales será campeón.

El clima tan seco me tenía el guevo acatarrado, yo quería que cayera un palo de agua bien arrecho y yo siendo un catire bello, coño chico, tenía una desventajada por ser portador de una piel súper sensible a los rayos ultra violetas.

Ultra mamagueva violeta.

¿Saben que es más arrecho? Cagar parado, no es que yo haya cagado parado pero nada más imagínense ese beta…

Me desvié del tema boleta. Volviendo a mi situación actual, resulta y acontece que mi hermosa madre se había puesto a lavar la ropa porque milagrosamente había llegado el agua, toda una suerte porque ya no que me quedaban interiores limpios y tampoco el que anda por ahí a rueda libre. Todo chévere, todo fine, pero lo que no fifa aquí es que yo terminé siendo el marico que tiende la ropa, bajo esa pepa e’ sol.

“Qué bueno que está haciendo bastante sol” Fueron las palabras de mi madre.

Claro, como ella no tenía planeado tender la ropa, pa’ eso estoy yo, su hijo esclavo. Me pregunto si la tiene agarraita conmigo por mi salida del escaparate…

Flashback.

—Mami, yo sé qué es difícil de aceptar y toda la vaina, soy tu único hijo varón pero tienes que saberlo porque ya la vieja Rupertina se enteró, ni idea como, pero yo sé que te va venir con el chisme luego y prefiero que te enteres por mí —Empecé hablar con las bolas en la garganta porque decir lo que quería decir era más difícil de lo que pensaba, no sabía cómo iba a reaccionar mi señora madre y el hecho de que tenía la olla de presión al lado no me ayudaba, yo era más que consciente de que si no le gustaba lo que escuchaba, era capaz de lanzarme la olla de presión encima, con todo y caraotas.

—Mira Jungwoo Rubén Kimtero, haz el favor de hablar de una vez que no tengo todo el día, hay mucho oficio que hacer — Habló mi mamá, sin si quiera dirigirme una mirada pues estaba muy concentrada en su labor de picar los aliños para echárselos a las caraotas.

—Soy homosexual, no me gustan para nada las niñas —Las palabras salieron disparadas de mi boca rápidamente y me encontraba expectante por saber si mi mamá había entendido lo que había dicho con tal velocidad que ni yo mismo estaba seguro de lo que había pronunciado, los nervios siempre me hacían hablar más rápido.

— ¿Ni si quiera puedes hablar bien? Di: Soy marico y ya. Yo te parí mijo, ya yo sabía, el otro día te encontré unos mensajes con Doniyoung, pero estaba esperando que me dijeras tú mismo — Mi mamá paró de cortar los aliños para volverse sobre sus talones quedando de frente a mí con una sonrisa que me causó alivio y escalofríos al mismo tiempo. No pude evitar reír ligeramente por la situación, me parecía bastante gracioso como llegué a pensar que mi mamá no se daría cuenta por sí misma, si era más arrecha que el FBI.

—Mamá es Doyoung, naguara eres bien maluca pa’ los nombres —Sonreí aliviado mientras rodeaba el mesón para llegar hasta ella y abrazarla mientras dejaba un beso en su coronilla, a pesar de mis peleas con esta señora, yo la amaba con todo mi corazón.

—Vasie, yo escuché Doniyoung y así se queda — Dijo mientras apretaba el abrazo que ambos manteníamos, era bastante reconfortante cuando compartía momentos así con ella—. Yo te amo, no dejaras de ser mi hijo, si ya te quiero con todo y tus patas podridas ¿Cómo no te voy a querer todo marico?

—Naguara que consuelo, no me quieras tanto — Reí ligeramente, yo sabía que ella me amaba a su manera.

Sentí como esta rompía el abrazo, dirigiéndose inmediatamente a la sala y luego de unos minutos volvió con la escoba en manos, sorprendiéndome por completo cuando la extendió para que yo la agarrara, dándome una mirada que no supe descifrar.

El jevo de mi hermana «O.S» ‹NCT›Donde viven las historias. Descúbrelo ahora