12. Sempiternal

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Seis meses, llevaba seis meses de conocer a Yuta, el tiempo pasaba ridículamente rápido, ya estaban en Halloween y el japonés había sugerido hacer un maratón de High School Musical esa noche.

Sicheng no entendía la fascinación de Yuta con los musicales de Disney, pero le gustaba ver sus ojitos llenos de brillo y escuchar su voz quebrarse ligeramente al imitar a los actores de la película.

Sí, Sicheng estaba un poco jodido.

—¿Crees que Troy y Gabriella se besen? —Cuchicheo Yuta, como si no hubiera visto todas las películas más de treinta veces.

—Quizás ella quiera besarlo pero él sea muy tonto y no quiera hacerlo aún —Respondió con cierta insinuación colándose en su voz.

—Tendrá sus motivos, yo no rechazaría besar a Vanessa Hudgens.

Rodó los ojos al oír aquello y se limitó a abrazar con fuerza a Yuta mientras bebía de su jugo de manzana, al japonés le había entrado la idea de comer y beber más sano y él terminó siendo arrastrado a ese tren de la vida saludable.

Tuvo que despedirse de la coca cola, de los doritos, de las grasosas hamburguesas y ni hablar de las pizzas, es por eso que en sus salidas con Ten terminaba lloriqueando al verlo atiborrarse de comida chatarra mientras él comía ensalada.

—¡¿Sicheng?!

—¿Qué sucede? ¿No ves que estoy intentando mandar señales a los ovnis con mis pensamientos?

Yuta asintió como si aquello no fuera nada raro, y es que ya estaba acostumbrado a ese nivel de peculiaridad en su acompañante. —Vamos al balcón, quiero mostrarte algo.

—¿Veremos aliens? ¿O quizás algún vampiro? ¿Duendes?

—Tú y Ten hablan de demasiadas criaturas ficticias —Se quejó el japonés mientras guiaba a Sicheng hasta el balcón en su habitación.

—¡Tú crees en los ghouls!

—¡Oye, no te metas con los ghouls!

Sicheng rió con fuerza al verlo tan alterado, se apegó a su cuerpo hundiendo el rostro en el pecho de Yuta, oyendo los tranquilos latidos de su corazón.

Los dedos acariciando suavemente su cabello y descendiendo hasta su nuca lo hicieron ronronear del gusto, realmente amaba las manos de Yuta sobre cualquier parte de su cuerpo.

—Sicheng, deja de actuar como un gato y mira el cielo.

Desganado, se apartó del japonés y miró hacia arriba encontrando un espectáculo sin precedentes. Una lluvia de estrellas fugaces iluminaban el cielo.

Observó anonadado las estelas luminosas con una sensación de nerviosismo calando en su interior.

—Te dije que te besaría cuando viera una estrella fugaz porque quería pedir un deseo, se supone que se cumplen —Murmuró el japonés en su oído justo antes de hacerlo voltear y acercar sus rostros.

—¿Qué deseo? —Susurró mirando los húmedos labios de Yuta sin ningún disimulo.

—Eterno, que sea eterno.

Eso fue lo único que pudo soltar antes de que sus bocas se buscaran con anhelo y sus labios se conocieran al fin.

Sicheng suspiró en medio del beso, sintiendo una calidez desbordante recorrer su cuerpo haciéndolo temblar, era demasiado, sentía demasiadas cosas en ese momento.

—Tú también me gustas, Sicheng —Susurró depositando pequeños besos alrededor de su rostro.

Las lágrimas picaban en sus ojos, tenía una buena sensación sobre Yuta y ésta vez era diferente, se sentía diferente. —Entonces espero que puedas lidiar con mi sentimentalismo y ahora ocasional egocentrismo, porque no pienso dejarte ir.

Shooting Star ; yuwinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora