~ Parte única ~

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Yoongi se encontraba en el patio del colegio, caminado despreocupadamente y con las manos en los bolsillos.

Las clases habían empezado, pero eran las primeras del año, por lo que a Min realmente no le importaba lo que dijeran. Que si había nuevo cafetín, nuevo patio, nuevos profesores.

Yoongi solo quería una cosa nueva en especial: un nuevo delegado de cosas perdidas.

¡Aquel niño de cuarto de primaria lo hartaba! Yoongi con sus once años recién cumplidos no se permitía ser reñido por ningún niñato de ocho.

Lo peor de todo era aquella carita adorable y su sonrisita tierna.

No lo confundan, Yoongi amaba la faceta feliz del niño. Tan solo quería que sea dirigida a él.

¡Siempre que iba a recoger sus pertenencias al área de cosas perdidas, lo miraba con enfado y cruzaba sus bracitos! ¡Incluso se veía más adorable de lo normal!
Era demasiado para Min Yoongi. No, ese niño debía irse de su escuela.

Claro que no podía causar su expulsión, por lo que aquel año se había propuesto no perder una sola cosa de nuevo.

Tarea difícil, ya que ni él sabía cómo era que su mochila entera terminaba en aquella caja que custodiaba el adorable menor. Sus cosas tendían a desaparecer aveces.

Aquel día era uno decisivo. Si no perdía nada, se consideraría capaz de no perder alguna pertenencia hasta acabar el año.

Así es, Min Yoongi nunca perderá nada de ahora en adelante.

Nada...

Un horrible frío lo recorrió e hizo que se encogiera en su lugar. Sus piernas, como por arte de magia, habían comenzado a tener un frío horrible y se sintió desfallecer.

Era invierno, algo lógico era el tener frío.

Pero, aquello era una exageración, ¿Cómo de un momento a otro comenzó a tener frío en la parte de las piernas si es que hace unos momento sus pantalones le abrigaban perfectamente?

Temblando, dirigió sus manos a sus rodillas para, haciendo fricción con la tela y su piel, crear algo de calor.

Casi salta de su lugar al sólo encontrar piel.

¿Se había rasgado las rodillas?

Yoongi lo creyó poco probable, pero resultaría ser la única explicación lógica que-

- No me jodas - susurró el menor, viendo sus piernas desnudas tan sólo tapadas por unos bóxers holgados a modo de shorts.

¿¡Era enserio?!

Una cosa, sólo había pedido una simple cosa, y el mundo le tiraba la mierda seis veces peor.

Y es que si, sus pantalones ya no estaban.

Sus malditos pantalones acababan de desaparecer.

¿¡Cómo?!

Lo peor de todo era que ya sabía de sobra el lugar en el que estaban sus prendas.

El mundo se acababa de cagar totalmente sobre Min Yoongi.

A ver si de paso Min encontraba su bendita dignidad en las cosas perdidas.

A regañadientes se dirigió a donde el destino pedía con desesperación que vaya: la guarida de Park Jimin.

Lo peor de todo fue que tuvo que pasar por los salones de grados mayores para llegar hasta el lugar.

Cosas perdidas ||One shot||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora