Destinados

Capitulo 1: Confundidos

AGUSTIN

Estaba en mi casa de Nordelta, tocando algunos acordes en mi piano cuando me llega un mensaje de Catriel avisándome que la semana que viene partíamos para Bolivia, que teníamos algunos shows pactados.

Leí el mensaje sin abrirlo y volví a lo que estaba haciendo, últimamente me sentía raro, solo.

Pasaron unos minutos y Catriel me estaba llamando

—Hola—le contesto de mala gana

—Escúchame una cosa Agustín ¿me podes responder los mensajes? -me dice con un tono bastante elevado- hace 3 días te mando mensajes y no me respondes nada, ¿qué te pasa, pibe?

—Nada, Catriel, no me pasa nada, ¿tanto te cuesta entender que quiero mi espacio? ¿Que no tengo ganas de que me pongas shows todo el tiempo, todos los días sin ni siquiera comentármelo antes? -me di cuenta de que estaba levantando la voz como él.

—Lo hubieses pensado antes de elegir esta carrera, mejor cálmate un poco y pensa lo que decís—me dijo enojado

—Dale, chau— le respondo un poco sobrador

Esa conversación había colmado mi paciencia y mi humor, por lo que decidí irme a dormir sin comer.

ANGELA

Últimamente mis días van mejorando a cada hora, siento que estoy cumpliendo con cada meta que me propongo, y que le estoy dando para adelante con la música que es algo que tengo pendiente hace mucho. También empecé a entrenar y me siento más activa, más plena.

Hace unos días, recibí un llamado de los organizadores del Acercarte y me ofrecieron hacer un show en Mar del Plata pero debía ser con invitados, me dieron la oportunidad de elegirlos, así que me pareció perfecto.

Hoy decidí ponerme a armar la lista, algunos nombres me surgieron sin pensar, como el de Vic Bernardi y el de Mery Granados. Estaba concentrada armando la lista, cuando suena el timbre.

Abro, y era mi amigo Juan, ese amigo que es como una parte más del cuerpo de uno.

—Hey! Menos mal que viniste—le digo y lo abrazo bien fuerte

—Epa! ¿Qué paso?—mientras nos despegábamos de nuestro abrazo

—Pasa que estoy armando la lista de invitados al show, y se me nublo todo y no se me ocurre a quien mas poner—digo con una voz por la que cualquiera podría desconfiar

—Mmmmm amiga, a mí no me engañas—me da palmadas en la espalda—hay otro nombre que queres poner ahí, que lo tenes muy claro—sentencia sin anestesia

—Y claro, no sé en qué momento se me paso por la cabeza engañarte a vos- le respondo mientras pongo agua para el mate—tengo miedo de llamarlo, siento que no estamos bien.

—No sé porque decís esas cosas—le da el primer sorbo al mate—se distanciaron sin darse cuenta, pero no pasó nada concreto

—Si es verdad, con intentarlo no pierdo nada—desbloqueo el celular y lo busco en mis contactos.

Comienzo a notar que mientras lo busco me pongo nerviosa, mi cuerpo pareciera que tiene muchas cosas que decir, pero yo lo voy a callar.

¡Hola, Agus! ¿Todo bien? Tengo algo para proponerte, cuando estés disponible, llámame

Pasan unos segundos, y las dos tildes azules aparecieron, pude observar como aparecía y desaparecía el escribiendo continuamente.

¡Hola, An! Acá andamos, dale en un rato te llamo y me comentas.