Capítulo 53

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(POV Axel):

Una hora había pasado desde que Val se había internado en el hospital. No había noticias, no sabíamos nada, lo único es que en este momento estaban comenzando a operar.

—Sentimos la demora —dijo Paolo llegando junto a su equipo—. ¿Hay noticias?

Todos negamos, y Flora se acercó al ojiazul para comentarle lo que había ocurrido.

El silencio volvió a reinar. Nadie siquiera hizo el intento de decir algo, la situación hacía que los más cotorras se mantuvieran en un intranquilo silencio.

Me fije en los movimientos de Tom. Su ansiedad era notoria gracias a los vacilantes pasos que daba mientras iba de aquí hacia allá, para luego volver con la incertidumbre reflejada en sus ojos. Todos sabían que el que Val se hubiera sacrificado de esa forma hacía que el pelinegro dudara de sí mismo, como si él hubiera podido detenerla al momento de concretar sus palabras.

Max tampoco estaba bien. Tal vez él podía mantenerse apoyado en la pared sin la necesidad de hacer aún más evidente su temor, pero sus ojos y su posición lo decía todo. 

Y yo... Bueno, no podría decir algo en concreto. Lo único que siento, y que he sentido durante las últimas horas, es miedo, a parte del desconcierto. ¿Por qué todo tiene que ser así? ¿Por qué las cosas suceden de manera inesperada? ¿Por qué...?

—Axel —Lise tocó mi hombro para llamar mi atención—. Hay algo que necesito saber...

—¿Y qué es? —indagué con aspereza.

—¿Tú sabías algo? 

—¿Algo de qué? —la miré confundido.

—Algo de todo esto —sus ojos me miraban con dureza—. He notado que las cosas entre tú y Kiara no han estado muy bien... —luego, acercándose más, susurró en mi oído—... Además, sé que hablaste con Kenia aquel día...

—No sé de qué me hablas... —recordaba aquella charla a la perfección, y estaba totalmente seguro de que ella no me había comentado que algo así ocurriría.

—¿Y qué hay de aquellos mensajes que Pirkou te mandó ayer por la noche? —lo dijo lo suficientemente fuerte como para que los demás escucharan. Todos me miraron expectantes—. Responde, Blaze.

Hice memoria de lo ocurrido. Era tarde y estaba a punto de quedarme dormido, cuando me llegó un mensaje. "Ni se te ocurra ir al estadio, querido, deja que ella solucione sus problemas por sí sola" el primer mensaje decía, y el remitente era nadie más que Kenia. Le dejé el visto, pero ella volvió a insistir "Recuerda mis palabras, cariñín, muy pronto el Ángel de fuego caerá, y no podrás hacer nada para evitarlo. Después de todo, confías más en mí que en ella".

Luego de eso recuerdo haber hablado con Val. Ella dijo: "Sólo has lo que tu corazón te diga. Si te importa mi hermana, entonces harías lo que fuese por ella, pero si prefieres a Kenia, entonces seguirás sus ordenes" .

Y así fue,  pasé por alto los mensajes y, cuándo el entrenador Travis dijo que asistirían al estadio, preferí quedarme. Sólo salí cuando me informaron del estado de Kiara.

Por primera vez caí en cuenta de que aquello era una advertencia, una la cual no pude descifrar. Si hubiera sido un poco más listo y hubiera leído con precaución aquel mensaje, tal vez nada de esto habría ocurrido. Aunque, la verdad, no sé como hubiera ayudado... 

No dije nada, y dejé que las primeras lágrimas aparecieran. ¿Cómo fui tan tonto? Tal vez no había forma de que hubiera detenido todo, pero aunque sea hubiera podido advertir a la policía para que así pudieran tener más control de lo que sucedía. 

Unidos Jamás Seremos Vencidos - (Inazuma Eleven)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora