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Su cuerpo se impulsó hacía arriba, incorporándose en el sofá y lanzando fuera a SeokJin de paso.

El rubio cayó al piso de culo, pero a JungKook realmente no le importó.

Joder, joder, joder, ¿Cómo es que consideró la posibilidad de deshacerse del rubio antes de que su linda madre llegara?.

Él estaba en problemas ahora, sin tiempo para pensar y con la única escapatoria de actuar por instinto.

Bien, su madre siempre llegaba del trabajo y tocaba el timbre, ella esperaría a que él le abriera, muy cansada para tomar sus propias llaves y entrar. Bueno, eso resultó en benefició para él ahora.

Pero cuando ella se diera cuenta de que se estaba tardando mucho en abrirle, entraría por su propia cuenta.

—Uh, ¿Porqué sigues ahí abajo?.—preguntó a Jin, cuando el segundo pitido del timbre sonó.

SeokJin lo miró con expresión sorprendida.

—Al menos deberías disculparte, ¿No crees?.

Su vecino se levantó y sacudió su parte trasera. Los ojos de JungKook entonces miraron el bulto en los pantalones ajustados del rubio, muy notorio para su gusto.

Verga, era grande también.

Él deseó saber cómo se sentiría tenerlo en sus manos.

—Es tu madre, ¿Verdad?.—SeokJin miró hacía la puerta con una sonrisa, muy consciente de la mirada en su entrepierna.

Nada de qué avergonzarse, él estaba tan orgulloso -más que orgulloso- para con sus medidas.

JungKook volvió su mirada hacía el rostro del rubio.

Su cara ardió terriblemente antes de reaccionar. Cogió el cojín mas cercano y le lanzó otro a su vecino.

—Cúbrete.—explicó cuando Kim logró atrapar el objeto.

Él hizo lo mismo, cubriendo sus partes nobles y dejando en total transparencia cómo la situación anterior lo calentó.

¿Debería preocuparse mucho por eso cuando hace unos instantes le miraba la polla a Jin?.

—¿Porqué?, estoy bien así.— había respondido el rubio, sólo un segundo después.

—Esa cosa da lastima.—mintió.—Y ciertamente no tengo tiempo para tus estupideces, cúbrete, no ha sido una pregunta.

SeokJin se acercó hasta el mueble sobre el que seguía sentado JungKook, muy tentado a continuar con lo suyo.

Oh, joder, si hubiera evitado mencionar el nombre de su "novio". No, las cosas no hubieran cambiado, la madre del pelinegro igual habría llegado a interrumpirlos.

Cuando el sonido del cerrojo destrabándose llegó a sus oídos, lo único que pudo hacer fue tirarse a un lado del pelinegro y ubicar el cojín entre sus muslos.

Jeon se saltó la parte en la que le tenía que pedir al rubio que actuara como sabía hacerlo, seguramente el bastardo ese tenía una idea en la cabeza para salvar la situación.

Si no era así, ellos estarían jodidos.

—Oh, chicos.

SeokJin puso su mejor sonrisa e hizo una reverencia todavía sentado.

—Buen día, señora Jeon.

La madre de JungKook le correspondió la sonrisa más que feliz.

¿Qué hacía el hijo de los Kim en su casa?, seguramente hubiera sido normal si no fuera por el hecho de que el guapo SeokJin no venía a visitarlos muy seguido.

¡Te odio, Kim SeokJin! ↪ JinKookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora