Lammy paró en la puerta y lo miró expectante, hasta que la inquieta alegría de sus ojos se desbordó. Entonces le hizo un gesto con la mano animándolo a seguirla.
—¡Pasa! —baló.
Le cogió de la mano y lo condujo adentro de la casa. Mime se dejaba guiar con el corazón a mil y la cabeza hecha un caos. Desfilaron por el pasillo al paso rápido de Lammy, rumbo a la sala de estar. Mime, en aquel momento tan centrado en la euforia que experimentaba, casi dio un torpe traspiés.
—¿Baa? —Lammy volteó la cabeza, preocupada— Cuidado, no vayas a caerte. Te voy a dar algo para el golpetazo. ¡Vamos!
Y aceleró un poquito más sin poder evitarlo; el bueno del mimo no se quejó en absoluto.
Por dentro, la casa de Lammy era de estilo rústico y acogedor, como una granja. A cada tramo resaltaban muestras de sus hobbies: estanterías repletas de figuritas con trajecitos de croché, cuadros hechos a punto de cruz y colecciones de juegos de té. Algo que atrajo la atención de Mime sobre todo lo demás fue la pecera llena de caramelos con forma de peces de colores.
Llegaron al comedor y Lammy le ofreció la silla más cómoda que tenía. Mime se sentó encantado y sonriente, acomodó los brazos sobre la mesa apropiadamente y entonces, justo cuando iba a darle las gracias, Lammy se escabulló.
Regresó al segundo siguiente con una bolsa de frío-calor.
—Toma, te aliviará. ¡Es muy buena! A mí me pasó que una vez me caí, ¿no? Porque iba muy...
Lammy hablaba y hablaba, pero Mime estaba demasiado ocupado observándola embelesado: sus rizos blancos recogidos por el lazo brincaban juguetonamente con cada movimiento suyo, sus largas pestañas se batían como las alas inquietas de una polilla cada vez que parpadeaba y las pecas de su nariz y sus mejillas formaban una bellísima galaxia en miniatura. Y luego sus adorables manías también; las había captado al vuelo y se deleitó con todas: sus manitas entrañables haciendo gestos sin cesar, sus vívidos ojitos que deambulaban hacia el techo rememorando los detalles de la anécdota que estaba contando y, a diferencia de él, pues eso era obvio, hablaba dando exceso de información cuando se emocionaba.
—¡... un desastre completo, vamos! Tuve que estar todo el día con la bolsa pegada a la cabeza, pero después me quedé como nueva. ¡Ay! Otro momentito.
Y otra vez se escabulló, seguida de una ristra de ruidos de cristales y porcelana. Mime tenía que dirigir la cabeza aquí y allá, para poder seguir todos sus pasos.
—Ya está listooo —se oyó desde el fondo de la cocina.
Mime se colocó una mano con curiosidad encima de los ojos para fijarse en lo que traía. Volvía con una bandeja, cuatro tazas, un jarroncito lleno de flores silvestres, un azucarero a un lado y la jarra de té helado al otro.
—¿No es genial? ¡Dos amigos nuevos en un mismo día! Y yo sin saber dónde está la baraja de cartas...
Lammy puso la bandeja sobre la mesa, los cubitos de hielo bailotearon dentro de la jarra, emitiendo tintineos.
—¿A ti qué te parece mi casa, señor mimo?
Mime extendió ambos brazos y una colorida llovizna de confeti salió despedida de sus mangas a rayas.
—¿Sí? ¡Me alegra tanto que te guste! ¿Y a ti, pequeñi...? —entonces fue cuando sus ojos dieron con su amiga de lana— ¡¡¡Ahhh!!!
La burbuja de ensueño estalló de pronto. Mime se sobresaltó, la bolsa de agua saltó de entre sus manos y cayó bajo la mesa. Pero se fijó en Lammy, cuyos ojos brillaban de horror. Siguió su mirada hacia la marioneta nueva, destrozada por el cuello y acabó tan horrorizado como ella. La rotura se había agrandado tanto que ahora la cabeza del títere colgaba del cuello por un par de hilos. Mime volvió a mirar a Lammy. Pegó otro respingo aún más fuerte.
ESTÁS LEYENDO
Epílogo o Cómo Lammy perdió su lazo - Mime x Lammy ~ 【HTF】
FanfictionContinuación de "Una historia de Mime y Lammy" [https://www.wattpad.com/story/177807147-una-historia-de-mime-y-lammy-~-htf ] ❣️ San Valentín ❣️ *Quería añadirle cosas a esta parejita. Si se me ocurren más, volveré a la carga.