T-ODD-O [REESCRIBIENDO] [+18]✔️

CAPÍTULO X

[Editado]

Punto de vista de Colette Stansonn

Ya era tarde, había terminado de estribar todo por orden alfabético cuando recordé una cosa.

—El pin—hablé en voz alta, se me había olvidado pedirle el pin.

Por estar distraída pensando en él no sabes a qué es lo que vienes realmente.

Tal vez aún siga en la empresa.

Salí de ambas oficinas hasta llegar a donde Dina quien parecía estar guardando todo.

—Dina ¿Has visto al Señor Wallace?

—Si, salió a su apartamento hace quince minutos.

Asentí y caminé de regreso a mi oficina a tomar mis cosas. Iría hasta su apartamento para pedirle el pin estaba segura.

Adler e Isa ya estaban saliendo cuando los intercepté.

—Hola, ¿Ya nos vamos?—pregunté en su dirección.

—Si, veníamos a traerte.

Caminé al lado de Isa, y Adler nos venía siguiendo. Ahora estaba pegada a ellos. Ya saben como dice el dicho: "El muerto y el arrimado, a los tres días apesta." Pues yo estaba de arrimada con ellos, pero no me hacían sentir así. Hasta el momento sentía que era bienvenida en su hogar.

Ya estábamos los tres en el auto cuando me acerqué a Adler.

—Adler, ¿Crees que podamos pasar por el apartamento de Odd? Necesito traer algo que el tiene.

Isa y Adler, ambos, me quedaron viendo con una cara de "¿estas loca?" Pero yo solo me encogí de hombros.

—Claro si podemos pasar.

—Gracias, solo será un momento.

Me senté pegada al respaldar mientras veía la ventana, estaba nerviosa. No me malinterpreten, cerca de él siempre estoy nerviosa pero nerviosa de miedo, no nerviosa de ansiosa.

Ósea, tenía miedo de lo que podía pasar estando cerca de él, era muy diferente a estar emocionada.

Adler se aparcó frente al enorme edificio y volteó a verme.

—Cualquier cosa no dudes en llamar.

—Si, tranquilo Adler.

Bajé del auto y caminé hacia la recepción. Había una Señora.

—Buenas tardes, vengo al apartamento del Señor Wallace.

—Dale mija, pasa, yo no sé usar esta computadora, la recepcionista me dejó sola cuidando.

—Oh está bien, gracias Señora.

Sonreí a la amable mujer y caminé hasta el elevador. Yo me sabía el camino a su apartamento de memoria, ahora solo eran vagos recuerdos.