Capítulo 18

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Viejo, ¿cómo estás? la voz se su mejor amigo lo hizo medio sonreír dentro de todo lo que había pasado. La mirada de Adrien era opaca.

—He estado mejor.

Me tienes preocupado... no fuiste a clases.

—Mi padre me castigó. Nino... sé que no puedes venir aquí y tampoco quiero preocuparte, pero... —contuvo el aire unos segundos y sus ojos comenzaron a picar. Su voz se quebró, casi mordió su lengua para que no alcanzara a oírse sus inminentes ganas de llorar. —te necesito, amigo.

Adrien, me estás asustando. ¿Qué pasó?, iré ahora mismo a tu casa.

—No, no vengas. Eso sólo empeoraría las cosas con mi padre, me basta con tener tu apoyo en este momento. —limpió su mejilla con una de sus manos y aclaró su garganta al instante.

No puedes vivir así toda tu vida, hermano. Te lo he dicho muchas veces... entiendo que respetes a tu padre, pero no puede controlar lo que sientes.

—Lo sé.

Adrien sabía muy bien a qué se refería Nino y era consciente de que tarde o temprano explotaría con Gabriel, pero en ese preciso instante era lo que menos le preocupaba. Marinette estaba en peligro y no sabía que más hacer para ayudarla, intentaba ser positivo, pero... es difícil ver luz en una habitación en completa penumbra.

—¿Qué ocurrió esta vez?

—Ya sabes como es... —se excusó. —tampoco quiero abrumarte. Gracias por escucharme... ya debo irme.

Entiendo. Si necesitas algo no dudes en llamarme... iré lo antes posible. No hagas mucho caso a lo que diga tu papá, de seguro tuvo algún problema en su trabajo.

—Está bien, tienes razón. Nos vemos... espero pronto. —colgó la llamada sin esperar una respuesta.

Se sintió un poco más tranquilo, aunque su amigo no supiera lo que realmente pasaba, al menos el sentimiento de soledad había disminuido con una simple llamada.

Adrien se quedó en silencio por mucho tiempo, la oscuridad de su habitación se sentía fuera de él, como si todos esos años que había vivido ahí jamás hubieran pasado. Quizás se debía a que en esas semanas se acostumbró a la calidez de la habitación de Marinette o quizás porque se acostumbró a la presencia de ella en sí.

—Ya basta. —se levantó de golpe y Plagg voló frente a él, viéndolo con algo de temor.

—¿Qué pasa?

—Que no voy a dejar que todo esto se vuelva una tormenta. —expresó tomando fuerza en sus puños. —me siento horrible, es verdad. Pero he aguantado muchas cosas por años y esto no será la excepción, además, no le daré el gusto a Hawk moth para akumatizarme y sobretodo no permitiré que algo le pase a Marinette.

—¿Y que planeas hacer? —el kwami hizo una mueca. —ya te dije que lo mejor es que Marinette descanse por ahora.

—Tranquilo, no iré de vuelta. —se alejó hacia su computador y tomó lugar en la silla encendiendo lo. —no podré estar con ella como Adrien, pero Chat Noir si y es precisamente lo que haré. Me encargaré que mañana se olvide de todo lo malo aunque sea por unas horas.

Following The HeartbeatDonde viven las historias. Descúbrelo ahora