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—¿Donde vives?— preguntó Frank mientras caminaba hacia la parada del autobús junto con Gerard—.

—Uhm...— murmuró Gerard— No muy lejos de aquí, pero debo pasar por Bandit.

—¿A su clase de ballet?— preguntó Frank—.

—A casa de un amiga— dijo Gerard— Ella la recoge cuando yo no puedo.

Frank asintió mientras esperaban a que el autobús llegara.

—Te acompaño— dijo Frank sin pensarlo mucho—.

—¿S-Seguro?— preguntó Gerard nervioso y sonrojado— N-No tienes porque hacerlo.

—Me encantaría acompañarte, Gee— dijo Frank— ¿Te molesta que te diga Gee?

Gerard negó con un enorme sonrojo en su rostro y una tierna sonrisa a labios cerrados.

—Entonces guíanos— dijo Frank mientras se acomodada su mochila—.

Gerard asintió mientras observaba con una pequeña sonrisa a su acompañante. Realmente se sentía muy bien teniendo compañía.

Hacia tantos años que no tenía una compañía.

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Ambos chicos caminaban hacia la casa que Gerard le había comentado.

En todo el trayecto de camino a su destino, ambos se dedicaron a platicar acerca del postre que Gerard había preparado, que por cierto, fue muy elogiado por Frank.

—De veras Gee— dijo Frank— El próximo mes serás el encargado de preparar el postre especial.

—Frank, estoy seguro que hay más compañeros con mejor experiencia.

—Si— admitió Frank— Pero ahora tu eres mi compañero y me doy cuenta que tienes un gran potencial.

Gerard frunció los labios ligeramente mientras pensaba en una manera de rechazar aquella oportunidad, pues no creía que sería capaz de poder cumplir con esa obligación, él no se consideraba listo para eso.

Frank observó la manera en la que pensaba, dándose cuenta de los gestos que solía hacer y que delataban sus pensamientos.

—Gee, eres un experto en hacer cheesecakes, deja ya de subestimarte— dijo Frank—.

Gerard torció ligeramente la boca mientras negaba con la cabeza y caminaba un poco más rápido, dando por zanjado el tema.

Frank estaba a punto de reclamar e incluso iniciar un debate acerca del tema, pero se quedó callado cuando vio que se acercaba para tocar el timbre de una pequeña y acogedora casa.

La puerta no tardó en ser abierta y Frank se acercó rápidamente a Gerard.

—Hola Kristin— saludó Gerard con voz suave y una sonrisa— Vengo por Bandit.

—Claro, Gerard— dijo la chica sonriendo levemente—.

—¡Papi!— gritó una pequeña voz desde el interior de la casa— ¡Ven! Quiero mostrarte el nuevo paso que sé hacer.

—Vamos, Ban— dijo Gerard— Kristin está ocupada.

La pequeña caminó hacia la puerta de la casa con un pequeño puchero.

—¡Pero papá!

—Me mostrarás en la casa, Ban— dijo Gerard con una sonrisa ladina—.

—Pero no hay mucho espacio— se quejo Bandit—.

—Entonces podré verlo en tu próximo recital— dijo Gerard— Sabes que me encantan las sorpresas.

Bandit asintió emocionada mientras daba pequeño brinquitos.

Los tres mayores sonrieron con ternura.

—Gerard, ¿podemos hablar?— preguntó Kristin—.

Gerard asintió levemente mientras veía a Frank.

—¿Podrías cuidarla un momento, Frank?— preguntó Gerard—.

—Claro— dijo Frank— Ven Bandit, te contaré lo que hizo tu padre hoy.

—¿Cocinó algo?— preguntó la pequeña emocionada—.

Frank asintió mientras la tomaba de la mano y se alejaba unos cuantos pasos de ellos.

Kristin volteó a ver a Gerard, suspirando levemente, algo que hizo al chico de ojos esmeraldas, que se preocupara.

—¿Kristin?— preguntó Gerard—.

—Lo siento— dijo la chica mientras negaba con la cabeza— No puedo seguir con esto.

—¿A q-que te refieres?

—Creí que podría ser fuerte y superar todo esto, pero no es así— dijo Kristin— Lo siento Gerard, no puedo seguir cuidando a Bandit.

—P-Pero...

—No es por desquitarme contigo por lo que hizo tu hermano— dijo la chica— De verdad que los aprecio demasiado y son importantes para mí, pero me di cuenta que no puedo seguir con mi vida si hay algo que me recuerde y me una con Mikey, aún.

Gerard trago saliva levemente, sintiendo un pequeño nudo en su garganta.

—Te entiendo Kristin— dijo Gerard— Hace cinco años que no se nada de él, y si supiera al menos su paradero, créeme que no dudaría en ir con él.

—Realmente amé a tu hermano— dijo Kristin— Pero creo que es tiempo de superar todo eso y continuar.

Gerard asintió con una sonrisa ladina y sus ojos un poco cristalizados.

—Adelante— dijo Gerard— Sigue adelante Kris, sólo quiero decirte que te doy las gracias por todos estos años en los que me apoyaste y seguiste a mi lado cuando más necesitaba a alguien.

Kristin sonrió ligeramente mientras se acercaba al tierno chico frente a ella y lo abrazaba con un enorme afecto, porque ambos se habían apoyado mutuamente cuando Mikey ya no estaba con ellos.

—Suerte— dijo Gerard separándose— En todo lo que hagas, y lo siento por Mikey.

—Ve por tus sueños, Gee— dijo Kristin— No te dejes vencer por nada ni por nadie, continúa como lo has hecho todos estos años.

Gerard asintió efusivamente mientras le sonreía una última vez a la chica.

—Despídete Bandit— dijo Gerard llamando la atención de su hija—.

La pequeña asintió mientras caminaba hacia la mujer y le sonreía.

Frank se acercó a Gerard, y sintió un pequeño nudo en su garganta al ver los ojos cristalizados del chico de cabellos negros.

—¿Estás bien?— preguntó Frank—.

Gerard solamente asintió, no se atrevió a hablar porque sabía que su voz quebraría y se pondría a llorar de inmediato.

Frank lo observó atentamente por unos minutos, hasta que finalmente se atrevió a entrelazar su mano con la contraria pálida.

Gerard respingó ligeramente por el contacto repentino, pero aún así no se aparto, el tacto de Frank le brindaba una sensación reconfortante.



Sweet Heart [Frerard] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora