LVIII. Bosque De Cuervos

455 52 49
                                    

Tierra De Los Ríos

Por las mañanas, el terreno fuera de Raventree se mantenía cálido, con un debil brillo solar que abrigaba a las tropas; pero por las tardes, las lluvias caían sin reparos, apagando los braseros comunes y malogrado las carnes saladas. Las noches eran frías, y la humedad se colaba a través de las tiendas de campaña.

Cuando los recursos empezaron a flaquear, los Blackwood enviaron algunos vagones de comida consistente: avena y remolachas, carnes deshidratadas y harina para hacer panes simples. Era parte del trato que habían hecho con Jaime Lannister para poder conservar sus propiedades sin mayores inconvenientes.

El ejercito del Oeste decidió que marcharía a Aguasdulces antes de que la comida otra vez les hiciera falta. Se dividieron en cuatro escuadras, la primera era comandada por Roedor, no eran más de diez hombres que irían primero a divisar el terreno para darle datos concretos a su comandante.

—¿Los Blackwood marcharán contigo? —le preguntó Ellys a Jaime una noche, mientras comían las últimas tiras de carne traídas de la Roca y bebían del último barril del vino de Highgarden.

—No. —respondió Jaime— Pero Jonos Bracken dice que debería tomar a uno de sus hijos como rehén para asegurar su lealtad.

«Tomar hijos a cambio de lealtad. Es lo que todos hacen.» Pensó Ellys, recordando como Lord Eddard Stark se había llevado a Theon de Pyke.

—Me parece algo cruel —replicó ella.

Ellys y Lord Tytos Blackwood habían coincidido en Aguasdulces mientras ella acompañaba a Robb; le parecía un hombre considerable, era alto y delgado, frecuentemente vestía una magnífica capa de plumas de cuervo que ocasionaba bromas entre sus compañeros. Él las tomaba de buen agrado y se reía junto a los demás. Era un buen hombre, solía hablar mucho sobre el amor que sentía por cada uno de sus hijos, en especial por Bethany, su única niña.

—Es lo que se hace en las guerras —le dijo Jaime. Colocó los dedos dorados en torno al pie de la copa de vino y le dio un sorbo que la vacío hasta la mitad.

—Es lo que se hace en las guerras, pero no deja de ser cruel —dijo Ellys— ¿A qué hijo de Lord Blackwood piensas llevarte?

—Jonos dice que Lord Tytos tiene cinco hijos, pero que su adoración es su hija. Y que es a ella a quien deberíamos llevarnos.

—Oh... —Ellys soltó un suspiro— Una niña en medio de un montón de hombres que van rumbo a una batalla, ¿Te parece correcto?

—No dejaría que nada le pase a la niña —replicó su esposo— Pero aún no lo he decidido. Lord Balckwood nos invitó a una cena en su castillo. Debe saber que los términos de paz piden un rehén para la corona, así que hace lo posible por agradarnos —sonrió— Será mañana, si quieres, puedes venir conmigo.

—Iré si no llevas a Jonos Bracken. Si vas a tomar un rehén, eligelo tú.

La sonrisa de Jaime se transformó en un bostezo. 

—De acuerdo, Bracken no irá. Pero debemos llevar a algunos guardias, por seguridad...

—Ser Collum y Lord Gwilym —pidió Ellys.

Jaime asintió.

—Ser Collum y Lord Gwilym —repitió— Y Bronn también, quizá un Crakenhall. Lo decidiremos mañana.

Se apoyó sobre la mesa y le dio un beso antes de ir a acostarse en la cama.
Ellys se quedó bebiendo una última copa de vino, pensando en el pobre niño que tendría que ser arrancado de los brazos de su padre para pagar una deuda de guerra que no pidió.

Los Últimos Reyne II | Fanfic GOTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora