Tierra De Los Ríos
AguasdulcesEl último día de viaje había sido frío y ventoso. El viento sacudía las ramas de los árboles en los bosques sin hojas e inclinaba los juncos de los ríos a lo largo del Forca Rojo. Pese a la capa invernal de lana, Jaime sentía los dientes acerados del viento mientras cabalgaba con Bronn. La tarde estaba muy avanzada cuando divisaron Aguasdulces, que se alzaba en el estrecho cabo donde la Piedra Caída confluía con el Forca Rojo. El castillo de los Tully parecía una gran nave de piedra cuya proa apuntaba río abajo. La luz teñía de rojo y dorado los muros de arenisca, que parecían más altos y gruesos de lo que Jaime recordaba.
«Será un hueso difícil de roer.» Pensó sombrío.
La barrera de río y los tres grandes campamentos de asedio eran justo como le había descrito Roedor. El de Stevron Frey, al norte del Piedra Caída, era el más grande, y también el más desordenado.
Un enorme cadalso gris, alto como un trabuquete, se alzaba por encima de las tiendas. En él divisó una figura solitaria con una cuerda en torno al cuello. Pero no pudo apreciar de quién se trataba.
Jaime distinguió a los arqueros que se movían tras las almenas en las murallas del castillo. Por encima de ellas ondeaban los estandartes de la Casa Tully, con la trucha de plata desafiante sobre campo de gules y azur.
El campamento de los Lannister retumbaba con el sonido de los martillos contra la madera allí donde se alzaba una nueva torre de asalto. Habían varias carpas vacías, pero la cantidad de hombres que llegaron con Ellys desde el Oeste, era mayor a la cantidad de desertores, por lo que debían tener alojamientos nuevos.
—¿Te vas a reunir con las comadrejas ahora mismo? —le preguntó Bronn.
—Sí... No veo porque alargar el asunto —Jaime hizo una seña a un escudero para que se le acercara— Ve a buscar a Stevron Frey y dile que he llegado.
El muchacho obedeció.
Jaime desmontó a Honor y pidió que lo alimentaran y cepillaran. Los guardias a cargo de Gwilym Swyft empezaron a repartirle a los otros soldados las nuevas armaduras traídas desde la Roca.
«Dos leones.» Pensó. «Mi Señor Padre jamás habría permitido tal cosa.»
Pero Lord Tywin estaba muerto, y por desgracia, Ellyn Reyne no. Además, poco importaba si en la armadura habían dos o cien leones. Podrían haber puesto incluso un maldito lobo huargo, lo importante era que los soldados estaban ahí, y seguían siendo tan obedientes como siempre. Luego podrían volver a las armaduras viejas, cuando cualquier sospecha de traición de parte de los hijos de su tía Gemma fuera borrada.
El escudero que envió con el mensaje, pronto volvió acompañado de dos hombres, tan similares entre sí que Jaime podría haber apostado que eran gemelos. Cuando estuvieron lo bastante cerca, se dio cuenta que uno era varios años mayor que el otro.
«Ese debe ser Stevron.» Supuso. Lo había conocido años atrás, pero todas las comadrejas se parecían tanto que podría haberlo confundido con alguna de sus hermanas.
—Lord Jaime... —dijo Stevron Frey, era un hombrecillo irritable de manos nerviosas. Un junco vestido de lana y sin atisbo de barbilla, un defecto en la nuez prominente lo hacía aún más absurdo. Tenía la cabeza cubierta por un gorro de cuero que le tapaba las orejas y le daba el aspecto de un animal del bosque— Es un verdadero honor tenerlo aquí... finalmente.
A Jaime le disgustó su tono, pero prefirió pasarlo por alto.
—Nuestro padre lamenta mucho la pérdida de Lord Tywin Lannister, un hombre como él sólo aparece una vez cada mil años —dijo el otro hermano.
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Los Últimos Reyne II | Fanfic GOT
Fiksi Penggemar«Pero ahora lluvias lloran en su salón, con nadie que las escuche. Sí, ahora las lluvias lloran en su salón. Y no hay ni un alma para oír». Después de la fallida rebelión de la Casa Reyne contra los poderosos Lannister de Roca Casterly; Tywin Lannis...