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Tenía unos tres años, estaba en la guarderia. Cada día, después de la siesta, salíamos al patio para merendar y jugar. Era inocente y feliz, no pensaba en nada más que en divertirme y reir.
Sin embargo, un día como los otros, se me ocurrió mirar a través de la reja que separaba los patios de las distintas clases... Y lo ví.
No me acuerdo de su cara, ni de su aspecto. Solo me acuerdo de su nombre: Alex.
Solo me acuerdo que en ese instante, algo nuevo se produjo en mi pequeño y joven corazón...algo diferente.
Todavía tengo la borrosa imagen de esa reja siendo iluminada por el sol de primavera, y ese pequeño niño a lo lejos. Mi primer acercamiento con ese conjunto de sentimientos tan complicados que los humanos sentimos.

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⏰ Última actualización: Mar 20, 2019 ⏰

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