Sin mirar atrás.

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Misaki toma una ligera siesta recostado junto a su amigo, en realidad ambos estaban con los ojos abiertos, muy pensativos.

La mente del joven Asami está difusa, no quiere entender las razones de Misaki para irse. Él no podía permitir aquello, con Misaki no solo eran los mejores amigos, eran hermanos, habían crecido juntos.

Sabía que en un futuro ojalá lejano, ambos tomarían sus propios caminos, pero siempre cerca uno del otro, el que se diera todo de manera tan prematura, con un Misaki de doce años le descomponía completamente.

Que Misaki salga de su campo de visión, de solo pensarlo es desesperante. Por eso tiene que hablar con Kenta, con Asami Ryuu, con quién fuese necesario, pero Misaki no debía salir de la casa.

-Ryuichi me estás apretujando mucho, romperás mis tripitas y huesos- Se ahogó Misaki.

-Tendrás que soportarlo, eso te pasa por hacerme preocupar hasta morir-

-Lo siento.. Pero es lo mejor, prometo llamarte todos los días, y contarte a detalle mis aburridas y grandes hazañas- Misaki habló animoso usando sus manos- Mientras, tú me hablaras de cómo te va con tu destinado.. ¡Ah!, y no debes tener cachorritos hasta que yo vuelva, quiero estar presente cuando seas padre. No tengo duda de que serás tan bueno como mi papá, serás el mejor alfa, el mejor padre-

-Ya basta Misaki, nada de eso me interesa ahora, seré el mejor "alfa" y el mejor "padre" si te mantienes cerca-

-¿Eh?, no seas asi Ryuichi, se supone que el pequeñajo soy yo, nana dice que no debes ser tan caprichoso- Misaki sonríe algo divertido por la seria expresión de su amigo.

-No es capricho, no entiendes nada-

El joven Asami liberó feromonas inconscientes, aún no tiene un buen control, tampoco piensa con coherencia desde su celo. En ese momento actuaba indebidamente aunque no se da cuenta, no deja de impregnar a Misaki, de marcarlo con su aroma cómo un alfa hace con su omega. El pequeño y dulce Misaki no tiene la capacidad de oler a un alfa, su omega aún  no se manifiesta. Eso no quita que las feromonas pesadas de un alfa de alto rango le paralicen y le sonrojen.

Misaki quiso levantarse pero su amigo le tomó del rostro y se acercó hasta rozar la punta de su nariz con la de él.

Le puso muy nervioso porque eso nunca pasó antes.

-¿R..Ryuichi?-

-Te quiero Misaki, has estado en mi vida cómo una afable constante, es por eso que no quiero que te vayas, así que no digas que es capricho- Ryuichi parece dudoso, termina dejando un beso corto sobre la mejilla caliente.

-Ryuichi..- Misaki susurra sintiendo por fin que puede hablar. Ryuichi lo impresionó, ¿Que había sido aquello?, su corazón quería salir de su pecho, el delicioso matiz de aroma a petricor le había aturdido a niveles poco saludables, justo ahora no quiere separarse jamás de aquel aroma y de la calidez del joven alfa. ¿Por qué sentía su aroma?.. Era tan tenue pero entraba a su sistema de forma agresiva.

No podía ser que fuesen destinados.. Su amigo ya había encontrado al suyo, Misaki se siente tan bobo, tenía mucho que aprender aún, y estar cerca de su hermano no ayudaba en nada a su agitado corazón, definitivamente tenía que irse aunque su corazón se rompiera, debía hacerlo por su propio bien, por el bien de su padre, y también por Ryuichi, jamás se perdonaría causarle problemas a las personas que quiere.

Unos golpes en su puerta interrumpen el extraño momento, Misaki siente que su cuerpo y mente al fin reaccionan cómo debe.

-¿Quién es?- Pregunta el joven Asami con fastidio, no deja de sostener al pequeño Misaki.

Desde mi infancia. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora