1. El comienzo..

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23 de febrero 2007.

Hace una hora que salí de la primaria y mi tía que no llega por mí, ya es demasiado tarde. ¿Debería caminar esas 7 cuadras hacia mi casa?; la verdad no lo sé, ya lo he echo una vez y tanto mi tía como mi mamá me regañaron por ello.

Bueno, pero no me pasó nada malo, y creo que mi tía se volvió a olvidar de mí. Así que caminaré, no creo hacer más de 10 minutos hacia mi casa.

Me levanté y sacudí mi pantalón de la parte trasera, y comencé a caminar, siempre viendo a todos lados; como me ha dicho mamá, ya que son tiempos difíciles y han robado a muchos niños. Después de 3 cuadras recorridas note por el rabillo de mi ojo que un auto me perseguía, mi corazón está muy acelerado, no sé que hacer, quizás deba de cambiarme de banqueta, para poder perderlo y así no podrá perseguirme.

Miro hacia los dos lados antes de cruzar y cuando ya he dado tres pasos, un hombre alto sale del auto, y viene hacia mí. Paralizada por la escena intento moverme pero no puedo, sé que solo han sido segundos desde que el hombre bajo pero siento como si estuviera atrapada en una burbuja que no me deja salir. Reaccionó tan torpemente que cuando intento correr el hombre alto y más fuerte que yo me atrapa, forcejeo todo lo que puedo, pero no puedo contra él.
El hombre con una mano libre me intenta tapar la nariz y boca con una especie de pañuelo, muevo mi cabeza tanto para que no logré ponerme ese pañuelo pero aún con todas mis fuerzas el logra su objetivo y comienzo a ver una manta oscura; me siento cansada, no sé cuánto tiempo pasó para quedar cubierta en la obscuridad.

4 de junio del 2007.

Abro los ojos, y veo una habitación blanca, muy blanca como si la cuidarán mucho. Al voltear a los lados logro ver que estoy en una cama de hospital, en mi brazo hay una de esas cosas que le ponen a las personas para  inyectar les suero, cierro mis ojos y recuerdos vienen a mí. Siento asco y miedo, veo como aquel hombre que me secuestro, me tocaba, y yo solo lloraba, pidiéndole que no lo hiciera, que dejara de tocarme.

Abro los ojos de nuevo, nunca espere que esa pesadilla se acabará, pensé que jamás podría escapar de ahí, pensé que jamás vería a mi familia.

— Buenos días, Joe. ¿Cómo te has sentido hoy?

Volteé hacia la entrada de la habitación donde se encontraba la enfermera Samantha.

—Buenos días, Samantha. Un poco bien, ya no tuve pesadillas, pero quisiera saber ¿Sí mi mamá está a fuera y si ya encontraron al hombre alto?.

— Tu mamá está afuera, no se ha movido de ahí desde el primer día que llegaste al hospital, le dejé una manta y almohadas ya que el doctor no la dejó quedarse a dormir contigo. Y sobre el hombre, no lo sé, eso tendrás que preguntarle a tu madre, Joe. Debes de descansar y dejar de preocuparte, ya verás que tendrá su merecido, y me alegra que no hayas tenido pesadillas esta vez. Solo tomo tus estados de cómo vas y le hablo a tu madre para que pueda pasar a verte, ¿Okay?.

—Está bien, gracias.

Después de hacer sus revisiones, Samantha salió de la habitación y un minuto después entró mi madre. Mi madre es una mujer hermosa, de cabello casi afro y de estatura promedio. Al entrar llegó directo hacia a mí, y me abrazó; extrañaba este tipo de abrazos, en los días pasados no quería que nadie se me acercara o me tocará, ya que todavía estaba algo asqueada y débil emocionalmente.

—Hola, cariño. ¿Te encuentras mejor?.

—Sí, mamá, estoy mejor. Ya no tuve pesadillas. ¿Ya encontraron al hombre?.

Mi madre me mira con tristeza y decepción.

—No, cariño, aún no. Dicen que escapó de donde te tenía encerrada. Pero ya verás que le darán su merecido, tú ya no pienses en eso.

Me acaricio mi cabello.

—Okay, ¿en verdad es necesario que tenga que ir al psicólogo?, es que, no le quiero contar a nadie lo que me sucedió.

—Tienes que ir, cuando salgas del hospital, solo una semana más y ya. Tranquila, cariño.

—¿Nos mudaremos?.

—Sí, dentro de unos tres meses nos iremos a vivir a otro estado, me ofrecieron trabajo, así que sería muy bueno para nuestra familia y para ti, más que nada.

—¿Ya no veremos a mis primos y tíos?

—Claro que sí, los visitaremos si podemos. Te dejo un rato, tienes que descansar, ¿Sí?. Nos vemos en un rato. Te amo, cariño.

—Yo te amo más, mamá.

Y aunque parezca increíble, sí tenía bastante sueño, los medicamentos que me han estado dando me dejan sin ganas de nada. Mi mamá me dio un beso de despedida en la mejilla y camino hacia la puerta. Se despidió alzando su mano y salió de la habitación. Y yo, sin pensar cerré mis ojos y me deje arrastrar a la oscuridad.

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Hola lindas empanadas, ¿cómo se encuentran en un día como hoy?. Sé que no cumplí con el capítulo de cada semana, pero les traigo una recompensa, subiré dos capítulos esta semana para compensar lo mala que fui. ¿Me perdonan?.
Espero les este encantando la novela, esta vez pondré más dedicación y amor.

Se cuidan mucho. 😘

Lo Peor De MíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora