Capítulo 8: Estudios.

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Una vez que escuchó a la recepcionista llamarlo, se acercó y giró el picaporte de la puerta descubriendo así un pequeño pero muy limpio y ordenado consultorio.

—Buenas tardes, tome asiento joven. –saludó la doctora quien lo recibió.

Se trataba de una mujer que rondaba los cuarenta años de edad según el muchacho. Ella parecía tener un semblante bastante sereno lo cual no sabía si darle más confianza o inquietarlo.

Tal como pidió la Doctora se sentó y en seguida comenzaron las preguntas.

—Su nombre por favor.

—Alexy... Perdón, Alexandre Jones.

—¿Edad?

—18 años

—Bien, Alexandre... –dejó de observar la receta para mirar directamente a su joven paciente — Dime lo que te ocurre.

—Bueno, pues... hace más de un mes que mi abdomen se ha comenzado a hinchar y desde ahí he tenido dolores de cabeza, náuseas con vómitos aunque la mayoría de las ocasiones solo son  arcadas, a veces me he mareado...comúnmente cuando paso mucho tiempo en la calle.

La Doctora lo miraba con atención, lo poco que había escuchado se le hacía familiar pero no debía dejarse llevar por una suposición muy tonta, así que espero a que hubiera algo diferente para poder darle un posible diagnóstico.

—Tambien me canso mucho  aunque no haga gran esfuerzo, incluso he llegado a escuchar sonidos raros... Cómo pitidos y... Admito que... –las mejillas del chico comenzaron a sonrojarse por lo vergonzoso que podría sonar eso pero tal vez podría ayudarlo — me da por orinar más seguido que antes.

—Ok... –la mujer sonrió y se levantó de su asiento —dejame tomarte tus signos vitales, muchacho.

Alexy siguió las indicaciones de la Doctora, después de tomarle los signos le pidió que se recostara sobre la camilla para revisar  el vientre que tanto señalaba el chico, comenzó  a masajearlo y a hacer cierta presión dándose cuenta que aquella zona estaba ligeramente hinchada y firme.Tenia que pensar en las posibles enfermedades que este tendría aunque siendo sincera los síntomas y signos que aquel chico presentaba eran más de un embarazo, sin embargo se trataba de algo absurdo... Lo descartó de inmediato.

—Bien... ¿Cuentas con seguro médico?

—Si

—Entonces no tendrás problema en realizarte estos análisis.

Aquella mujer terminó de escribir en el papel para dársela a su paciente, solo quedaba esperar y obtener una respuesta. Ambos se despidieron y quedaron de acuerdo en verse de nuevo una vez que Alexy tuviera los resultados de sus exámenes además de que la Doctora le tendría programado un ultrasonido.

Mientras iba de camino a su casa Alexy no pudo evitar sentirse un poco molesto y desanimado, en verdad quería saber que tenía y cómo aliviarse pero todo quedaba en esperar... Mientras, tendría que seguir consumiendo pastillas contra la jaqueca.




—¿En verdad ya no quieres más hijo?...

—No mamá... Ya quedé lleno –respondió el peliazul tratando de ocultar el asco que sentía.

Aquella tarde (casi noche) la familia Jones estaba completa disfrutando en el comedor de una deliciosa Lasagna que la señora Victoria había preparado con tanto esmeró en especial por haberse enterado que su marido llegaría temprano de trabajar. Por supuesto que para ambos hermanos era emocionante comer con sus padres juntos no obstante para Alex... El platillo representaba un problema, unos meses antes esta había sido su comida favorita pero ahora el imaginarse la cantidad de grasa y especias que este contendría, le quitaba en total el apetito y lo más triste de su asunto es que todavía tenía hambre así que lo más preferible era agarrar un trozo de baguette sin que nadie se diera cuenta.



El bebé de AlexyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora