The Coven

Abril 28, 2014

Dear Marie:

Princesa, desde que he llegado a este pueblo que no te he dedicado ni un solo minuto y eso no puede ser.

Hace cerca de un mes que estoy aquí y ya no tenía excusa para no escribir, si bien cierto es que tardé unos días en instalarme, ya sabes como soy, quien mejor que tu va a saber que soy un desastre y el ser más desordenado sobre la faz de la tierra, o como tu solías decir, tu pequeño diablo de Tazmania.

Sabes, aún a día de hoy echo en falta tus absurdos motes y tu manía de revolverme el pelo; que sepas que todo lo malo se pega y ahora me paso el día dejándole el pelo loco a toda persona con la que cojo un mínimo de confianza.

Volviendo a lo que iba que siempre me ando por las ramas. Me instalé, si aunque no lo creas tengo una pequeña casita y... tiene aspecto de casa habitable, le falta el olor a comida casera para que pueda llamarla hogar, faltas tu preparándome mi plato favorito; que por cierto, cada vez lo cocino mejor, pronto se lo prepararé a Enya.

Enya, si, el pequeño bicho pelirrojo, te hablé de ella en alguna ocasión, pues ahora vive aquí en casa, apareció de la nada y bueno, me hace compañía.

Colleja, dame una colleja, una vez más no te cuento nada con orden, pero no te quejes, sabes que en el fondo te encantaba que empezara hablando de algo y cambiara de tema mil veces antes de retomar el hilo para acabar diciendo cualquier cosa sin importancia.

Bueno lo que te estaba diciendo que a este paso te tengo que acabar añadiendo un croquis para que te enteres de lo que te cuento. Ya te conté que vine siguiendo a las hermanas Rosseau, que no se como se lo hacen pero son más escurridizas que la sombra de Peter Pan, si si, más que la dichosa sombra, prff. Pues bien, aun no me he cruzado con ninguna de ellas y eso que el pueblo es pequeñito, pero bueno, resulta que los comentarios que me habían llegado de que Mystic Falls es un pueblo vampiro, falso, no hago más que cruzarme con brujas. ¿Recuerdas a Janette? Pues he conocido a su doble rubia. Pobre, es una niña adorable, Lynn se llama, menudita, dulce y risueña, mucho para todo por lo que ha pasado, en ocasiones me recuerda a mi hermana pequeña, además si la conocieras seguro que pensarías que hemos de ser parientes, es más despistada que yo, la conocí un día que la pobre había perdido las llaves y le la llevé a casa y el otro día, otra vez por las llaves, casi la atropellan, se que te caería bien.

Entre otras he conocido a una bruja-vampira-bruja, si si, como lo oyes, bruja y vampira y bruja, tiene la historia más rara que he oído nunca y eso que no me ha contado gran cosa. Es agradable pero... no se, algo en ella me da pena, me da la sensación que no es feliz del todo. Si, si, no te preocupes, trataré de ayudarla en la medida de lo que me sea posible. No te tengo al lado y ya se que me estarías cogiendo de la oreja como mi abuela obligándome a ayudar a la comunidad.

A mi abuela le habría encantado conocerte, lo sé, y yo lo habría sufrido, dos brujas que viven por y para la magia, mira, me ha dado un escalofrío con solo pensarlo.

A si, Enya. Ves ya se me pasaba algo. La canija apareció la semana pasada, casi casi con lo puesto, no le he preguntado pero me parece extraño que apareciera sin avisar ni nada, aunque bueno, es Enya, después de mi, se disputa el segundo puesto con Lynn a bruja más despistada.

Pues eso, tengo a la canija viviendo en casa, no la iba a dejar en la calle, tu misma no me lo habrías permitido y... me va bien tener compañía, tantas horas solo me dejaban mucho rato para pensar. Sabes, desde que ella a llegado que las pesadillas han desaparecido, es un verdadero alivio, echaba en falta dormir toda una noche del tirón. No se si es por el hecho de que tengo alguien a mi lado a quien abrazar por las noches o que curiosamente, algo en su olor me recuerda a ti, pero me ayuda a dormir.

La besé, en dos ocasiones, no se bien bien porque, es extraño, una parte de mi quiere hacerlo pero a la vez hay algo que me echa para atrás y me bloquea. Es como una hermana pequeña, ya te lo conté, nos hemos criado juntos. Supongo que será eso o aunque no quieras oírlo, es muy posible que tu recuerdo sea el que no me lo permita.

Pequeña a medida que se acerca el día yo te echo más y más de menos, ya han pasado casi dos años y se que tu quisieras que fuera feliz y te juro que lo soy, aunque te eche en falta sonrío todos los días.

Bueno, intentaré volver a escribir con más frecuencia que si no mira como se me acumula todo.

Siempre tuyo,

Sam.