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-Williams cariño, necesito que termines de arreglarte rápido- se escuchó la dulce voz de su madre regañándolo suavemente, él hizo un gesto de fastidio y suspiró.
-no entiendo porque tengo que hacer esto- ella rió levemente.
-sabes que es parte de la tradición- él seguía con cara de fastidio
-sí, pero, porque no cortar con esta absurda tradición, ahora que seré el nuevo rey, se podría hacer otra cosa- su madre se acerca y termina de arreglarle su moño y mira atentamente sus expresiones.
-sabes que tu padre no estaría orgulloso de eso- suspiró nuevamente.
-pero tú no sabes que tradición nueva puedo hacer, ni él tampoco- esta vez, quien suspiró fue ella.
-eres imposible- Williams sonrió divertido y abrazó a su madre haciendo que ella sonriera de emoción, tardaron unos segundos y se separaron-bien, ya es hora- él asiente algo serio, revisa su atuendo y se dirige hacia la puerta de la habitación, se queda por unos segundos y mira a su madre.
-solo lo hago por ti y mis hermanas, que quede claro- su madre volvió a abrazarlo y finalmente salieron de la habitación, yendo al gran salón para dar comienzo con la ceremonia tradicional.
Williams sabía que tenía que conocer a su futura esposa, pero no estaba preparado, no entendía porque obligaban a dos personas a casarse sin primero conocerse y estar seguros de lo que sienten. Mientras pensaba en esto y en otras cosas más, su padre se acercó a él.
-hijo- apoyó su mano sobre el hombro del futuro rey.
-padre-contestó él súper serio mirando a un punto fijo del salón.
-por favor Williams, cambia esa cara, no quiero que todo el mundo piense que no estás de acuerdo con todo esto- dijo su padre algo animado.
-es que realmente no lo estoy, padre – cambió el rumbo de su mirada hacia él.
-sabes que lo hago por tu reputación- Williams ya no soportaba escuchar estas palabras de su padre asique solo se retiró.
Unos minutos después de que él se alejara de su padre, llegó el momento de anunciarlo como futuro rey, y presentar a su futura esposa. Un señor empezó a presentarlo y a llamarlo para que se acerque al centro del salón, él, nervioso lo hace, luego de que dice algunas palabras, llega la hora de conocer a su esposa.
Su nombre era Elena, pelirroja, ojos color café y muy hermosa, cualquiera quedaría fascinado y fascinada con su belleza, pero a él, por más hermosa que le pareciera, seguía pensando de que no es la manera de conocer a una persona. Se saludaron cordialmente y se pusieron en posición para empezar el tradicional baile que se ha hecho por años en su familia.
Obviamente, invitaron a toda la realeza y nobleza del país, especialmente a uno, Edward, príncipe de una región bastante importante, la razón por la cual su presencia es infaltable, es que él también seria obligado a casarse con una de las hermanas de Williams, resulta que el tío de Edward y su padre hicieron negocios para que ambos puedan cobrar la fortuna de ambas realezas, evidentemente, sin el consentimiento de las dos familias.
Después del baile ceremonial entre el futuro rey y la futura reina, se unieron Charlotte, hermana de Williams, y Edward, para realizar otro baile ceremonial en el cual bailan los cuatro juntos.
En plena danza, había una parte, en la cual, tenían que cambiar de pareja, en donde Charlotte bailaba con su hermano y Elena con el príncipe, pero pasó una equivocación, Williams y Edward quedaron juntos. En el momento en el que tocaron sus manos, algo sintieron y al mirarse directamente a los ojos por primera vez, se sonrieron, fue ahí cuando algo entre ellos pasó, algo que nunca habían sentido con nadie, siguieron bailando, y bailaron, bailaron un largo rato, tanto que no se dieron cuenta que la música había terminado y que la gente los miraba extraño, ellos algo nerviosos se soltaron, William pidió disculpas, aunque sentía que no debía hacerlo, a pesar de eso, lo hizo.
Unas horas más tarde, el ya coronado rey, entra al baño, al salir y terminar de lavarse las manos, accidentalmente chocó con alguien.
-oops- dijo, al darse cuenta de quién era, sonrió.
-hi- dijo sonriendo divertido, Williams se sonrojó un poco.
-lo siento, no fue mi intención chocar contigo- al príncipe por alguna extraña razón le pareció tierno como se había sonrojado.
-no hay problema, yo tampoco estaba muy concentrado por donde caminaba- ambos se miraron por unos segundos y sonrieron tímidamente
-sé que va a sonar raro, pero me dirigía al patio de atrás a tomar un poco de aire, ¿gustas en venir conmigo?-Edward no dudó ni un segundo y aceptó, ambos muy sonrientes se fueron a donde acordaron.
Hablaron de un montón de cosas, de la vida, del amor, de su incomodidad y comodidad de ser parte de la realeza y muchísimas más, asi como hablaron esa noche, siguieron haciéndolo por días, semanas, hasta meses, llegó un tiempo en donde Williams se dio cuenta que sentía mucho más que una simple amistad hacia Edward y decidió contárselo, algo inseguro porque no sabía si él realmente sentía lo mismo, pero tomó valentía y lo llamó para convocarlo, pero no atendió, triste, dejó el celular en la mesa, se sentó en su cama y se dispuso a pensar en todo lo que había ocurrido este tiempo. 
-hey, vi que me llamaste pero no pude atender, ¿necesitabas algo?- su teléfono sonó recibiendo un mensaje de él, automáticamente le respondió que si era posible que se reunieran, porque tenía que decirle eso importante.
Una vez reunidos, él estaba muy nervioso, su corazón se aceleraba muy rápido y caminaba de un lado para otro, lo cual hacia poner nervioso también a Edward
-¿podrías por favor calmarte y decirme lo que realmente quieres decirme?- dijo algo alterado, Williams suspiró muy profundamente.
-me gustas...y mucho-lo largó, asi sin más, ni vueltas ni rodeos, unas simples palabras que significaban tanto.
El príncipe al oír esas palabras se quedó serio y callado por unos segundos, para luego cambiar su expresión de manera feliz y sonriente, haciendo por instinto abrazar al rey, sorprendido, le devuelve el abrazo.
-no sabes cuánto tiempo esperé para que lo digas-
-que, ¿ya lo sabias?- dijo él sorprendido, el de ojos esmeraldas carcajeó muy fuerte
-por dios Williams, eres demasiado obvio- seguía riéndose-me di cuenta desde que nos quedamos hablando esa noche después del baile- se indignó un poco
-no creas que no me di cuenta que tú también sentías algo por mí-dijo como para no quedar en vergüenza por su obviedad hacia sus sentimientos.
-se disimular bien lo que siento-dijo con superioridad-sino no hubieses estado tan nervioso caminando de un lugar a otro tratando de soltar lo que tenías guardado hace ya un tiempo-
-está bien, si, tienes razón, pero es algo difícil darse cuenta que sentís algo por alguien que no es el sexo opuesto a ti y tratar de decirlo sin que las demás personas te juzguen, más siendo de la realeza- Edward se acercó a él y lo miro fijo
-no tiene por qué importarte lo que piensen las demás personas, eres un rey, justamente, puedes hacer la diferencia, mostrar que no hace falta tener que casarte para poder gobernar una región, y que puedes y tienes derecho a enamorarte de quien quieras, sin importar su sexo, color o condición social-
Aquellas palabras del príncipe permitieron que Williams pudiera hacer la diferencia, aceptando como era y quien era.
No puedo terminar con un “y vivieron felices para siempre” porque realmente no es asi, pero aseguro que ellos están felices, a pesar de muchísimas cosas, siempre pueden resolverlo.

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⏰ Última actualización: Apr 03, 2019 ⏰

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