2. La carta y el chico atractivo.

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Me quede inmovilizada como una piedra, y esta vez tenía hasta miedo de abrir el sobre. Creo que en ese momento Víctor se dio cuenta de mi situación:

- ¿De quién es esa carta? -preguntó mientras dejaba los platos encima de la encimera y se acercaba hacia mí.

- ¿Que carta? -sobresalté y sin reaccionar la escondí detrás de mí.

-Mel, no soy imbécil, la he visto.- Me quedé muda por su reacción -¿Quién te la ha escrito?

-No lo sé... - Mentí. Pero luego se me ocurrió algo que antes ni había pensado, entonces suspiré un poco aliviada. - Por cierto, ¿tenemos algún familiar materno que se llame igual que yo?

Lo que se me ocurrió es que alguien de la familia se llamara igual que yo y que a la vez utilizase el mismo apellido que el de la generación de nuestra madre. Tal vez os sorprendáis porque no utilizo el de mi padre ya que lo mas normal es que lo haga. Pues señores mi caso es diferente. ¿Acaso debes llevar el apellido de alguien que te ha abandonado sin dar explicaciones? ¿Por qué darle el orgullo a una persona que ha hecho semejante cosa? Ni un motivo nos dio. Bueno era muy difícil dármelos a mi ya que ni había nacido.

- ¿Porque lo preguntas? - preguntó mi hermano cuando ya se encontraba enfrente de mi. - Que yo sepa no hay nadie que se llame igual. Por algo mamá te puso ese nombre, porque no existe en la familia. - Entonces el miedo que sentí al principio volvió a apoderarse de mi cuerpo, pero esta vez era todavía más fuerte.

- Por nada... Lo siento tengo que irme.

Salí con mis patines puestos dirección al instituto. Mi corazón iba a mil por lo que me había sucedido hace unos instantes y mi cabeza estaba a punto de estallar. Seguía sin creerme lo que me habían enviado. Suspiré unos segundos mientras pensaba:

< ¿Y si es una broma todo esto? >

Me entraron unas ganas enormes de leerla en ese momento. Imaginaros a vosotros en una situación como esta: Os envían una carta de un desconocido donde pone que es escrita por "ti", ¿qué haríais? Pero en ese instante me di cuenta de que en esos momentos necesitaba un mapa. Estaba perdida. Así que opté por abrir mi mochila y sacar uno. Todo es gracias a Víctor ya que me obligó en cogérmelo. Si no, ¿cómo hubiese llegado hasta mi destino?

Con la ayuda a la conserje de mi nuevo instituto llegue hasta mi clase: 4º A.

- Señorita, tome su asiento. - me dijo una voz grabe que justo estaba detrás de mí. Era un hombre algo mayor y un poquito regordete.

Mire alrededor del aula y pude sentir como todas las miradas estaban clavadas en mi. Yo empecé a caminar lentamente observando por todos los lados con el objetivo de encontrar algún asiento libre. Y allí estaba. Me acerque dejando mi mochila encima de la mesa y me senté mientras le regalaba una sonrisa falsa al chico que tenía como compañero.

-Buenos días. - susurré un poquito avergonzada. Si fuera por mi no lo hubiese ni hecho, pero dicen que si llegas a un sitio nuevo y no te esfuerzas en dar un poquito de tu parte es muy difícil que hagas amigos. Tal vez era un mito, pero por si acaso intenté ser simpática.

En ese instante, se giró de golpe y me miró. Me observo unos cuantos segundos y se volvió a voltear. Me quede muy sorprendida al ver su rostro. Era un chico bastante atractivo, con unos ojos claros, unos labios finos y rojizos. Lo que más me impresionó fue su cabello. Tenia diferentes tonalidades, una mezcla de chocolate y caramelo. Diciéndolo así parece que este describiendo un helado. Sinceramente estaba bueno, muy bueno aunque tenía el presentimiento de que no le había caído nada bien. No parecía que le hubiese gustado. Me metí la mano en el bolsillo y me saqué un espejo portátil, y ahora tal vez aparezcan vuestras preguntas: Si un chico que es guapísimo os mira raro ¿que hacéis? Yo pensé que seguramente tendría algo raro en la cara como un grano por ejemplo o una mancha de algo, pero la verdad es que no tenía nada. Tal vez mi propia cara era el problema.

Mientras el profesor aburrido se presentaba y explicaba todos los planes del curso yo aproveche para leerme la carta. Metí la mano en el bolsillo derecho de mi chaqueta y la saqué. Como me había imaginado, el sobre contenía muchas más cartas. Así que cogí la primera y empecé a leer:

CARTA I

"Hola Melanie,

¿Cómo te ha está yendo el día? Espero que mi carta no te haya llegado tarde. Antes que nada es mejor que me presente. Soy Melanie. Melanie Prescol, ósea tú. Soy tu, de aquí a nueve años. Tengo veintiséis, por si aún no lo has calculado. Parece raro y difícil de creer, pero si sigues leyendo conseguirás creerme. Estoy segurísima"

- ¡Que! - me levante de mi silla y chille inconscientemente. Y antes de darme cuenta, toda la clase se me quedo observando.


Una carta para Melanie (sin editar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora