❝ Treinta días ⌜ ᴅᴄ - ᴄʟᴀʀᴋᴊᴀʏ ⌟

Día 20

BAILANDO

Cuando Jason regresó de su viaje de tres meses, Clark había notado perfectamente que algo había cambiado en su joven pareja. Confiaba plenamente en el forajido y en gran parte sabía que no podía negarle nada, después de todo, el chico siempre había sido de ese tipo de personas que no podían quedarse en un solo lugar por demasiado tiempo (Ok, sí, Bruce había sido el único en recordárselo).

Entonces, ¿Qué había cambiado en su Jason? Nada de infidelidades, nada de nuevos cortes de cabello, una que otra cicatriz nueva... Oh sí, ya lo sabía.

—Déjame sobrepasar tus zonas de peligro, hasta provocar tus gritos, y que olvides tu apellido. —Ahí estaba, Clark no era un experto, pero estaba seguro de que el joven estaba hablando español, ¿No? Sí, eso debía de ser. Sí Clark era honesto, nunca fue bastante fluido con ese idioma, se le había complicado más que cualquier otro y su trabajo como superhéroe disminuía más este factor. Superman siempre era sonrisas y palabras ligeras para mantener el orden y la paz, y el inglés era universal.

El español entre tanto... sabía que se estaba volviendo moda, pero simplemente le quedaba difícil descifrarlo. Sabía que debía de ser algo movido e interesante, por la manera en la que Jason se movía por toda la cocina, cantando y haciendo sonidos con su boca que seguramente asimilaban con la sonata que cantaba.

Pero... ¿Acaso era necesario que moviese demasiado la cadera al caminar?

Por lo menos Jon ya se encontraba en clase.

Tal vez podría culpar a alguien y ese debía de ser el compañero de misión que tuvo Red Hood durante ese tiempo. Ion. Kyle Rayner.

El chico poseía sangre latina y según lo sabido, habían ido a Latinoamérica con el fin de encontrarse con una banda de villanos que parecía no solo traficar droga, sino también trata de blancas. Habían tardado, claro, porque según el método del más joven era pasar desapercibidos y estudiar bien a todos, infiltrarse como colaboradores, solo para después atacar.

—... Puede que tengan razón, pero no grites así. Qué me duele la cabeza, yo te quiero solo a ti. —De nuevo. Y esta vez estaba usando audífonos en lo que preparaba algo de chocolate caliente. Martha sonreía bastante impresionada con la fluidez que presentaba su novio al cantar, sin un movimiento de lengua que diera un paso en falso —Para mí solo hay uno, pero si te hace feliz saber que estuve con otro, vamos a decir que sí.

Trato de procesar lo dicho, pero si acaso había comprendido la palabra 'otro'. ¿No era un tipo de indirecta? Como fuese, el azabache había levantado una cuchara embarrada en aquel liquido chocolatico solo para usarla como micrófono y seguir —Pero no me acuerdo, no me acuerdo. Y si no me acuerdo no paso, eso no paso.

—Deberías de aprender un poco, hijo.

—Tal vez sí. —O enserio iba a perder la cabeza.

—Cuando la gente se muere, se dice que era tan buena. Tan buena cuando vivía, como la noche y el día —Sinceramente, cree que es el único afectado por ello. Ahora mismo había llegado de recoger a su hijo de la escuela ya que el bus escolar había quedado inhabilitado y enviado a un taller, por lo que los padres acudieron a recoger a sus retoños. No había tardado demasiado, y se cuestionaba si tuvo que haberlo hecho ante la escena que presenciaba ahora él y su hijo.