Jodida | 8

90 7 0
                                        

Son las once y cuarto de la noche.

Los estúpidos de mis amigos y yo nos reímos de un chiste que acaba de decir James-uno de los integrantes del equipo de fútbol de Link- La verdad es que no fue muy gracioso, pero ya estoy acostumbrada a hacer y decir cosas que no siento.

Triste realidad.

-Em-James me llama por mí apodo y lo miro- te reto a que vayas hasta donde está ese chico solitario con el gorro negro y le tires el libro que está leyendo.

QUÉ!? UN CHICO LEYENDO!?

Esto es algo que no se ve todos los días.

Miré hacia todos los lados y ahí lo ví. Sentado contra una de las ventanas del lado derecho con su libro entre sus manos, cubriendo su cara.

Y ese gorro... De dónde lo ví antes?

No me dí cuenta que me lo quedé observando, tratando de ver el rostro del misterioso chico hasta que James volvió a hablar- Em... No me hagas esperar bonita...- me advirtió.

Dudé. No quería hacerlo. Una vez que había encontrado a un chico que leía iba a tener que comportarme como una idiota.

Pero no. Una vez más callé a esa voz que me decía que haga lo que quiera, que muestre quién soy en realidad, y dí unas de mis mejores sonrisas mientras me paraba de la silla en la cuál estaba sentada y me dispuse a caminar hacia ese chico.

A medida que me acercaba pude notar unos mechones de cabello negro asomándose de su gorro.

Me sonaba extrañamente familiar. Pero no le presté atención. Tenía que concentrarme en volver a ser la Emma de siempre. A demostrar que podía con todo, y esto, no era nada.

Junte todas mis fuerzas y cuando estaba a punto de tirarle el libro al piso, lo ví bien.

Con esos ojos intensos, llenos de curiosidad y misterio concentrados en el libro. Me quedé helada, estática, parada al lado de él.

De Zed.

Mientras que mi corazón pedía a gritos sentarme a su lado y pasar horas leyendo con él, conocerlo, mi mente me decía que no caiga, que le tire el libro de una vez y le deje en claro al idiota de James que esto no era nada.

Una última vez, Emma.

Y así fue, me armé de valor y le tiré el libro sobre la mesa. No pude hacerlo contra el piso, sería demasiado doloroso para mí.

Zed me miró.

¿Qué esconden esos ojos tan intensos, Zed?

Le di una sonrisa, una de las más falsas, porque me sentía muy culpable, yo no quería hacerlo. Y después, seguí mi camino hacia adelante, moviendo mis caderas de manera pronunciada, como si no me importara nada, como si no hubiera pasado nada.

Di toda la vuelta al bar y volví con mis amigos, los cuales empezaron a gritar y chiflar.

Son tan estúpidos la mayoría.
Y yo también lo soy, por seguirles la corriente, cuando ellos piensan que me la siguen a mí.

A pesar de que mis amigos seguían comentando cosas y Link me abrazaba por la cintura, toda mi atención estaba puesta en aquel misterioso chico, en Zed. Desde que entró en mi campo de visión, no lo paré de mirar. Él, tranquilamente, volvió a recoger su libro y sucedió algo que no esperé.

Levantó la mirada y me vió. Pude notar a la distancia como su mandíbula se tensó, le molestó. Fue inevitable no pensar en lo sexy que le quedaba esa gorra con el libro entre sus manos. Mi sueño en persona.

Sin embargo, todos esos pensamientos fueron desechados por dos razones:

Él me daba miedo. No lo conocía y su aura no era una de las mejores...

Y segundo, estaba de novia con Link, era la envidia de la escuela! No me podía parecer atractivo alguien a quien no conocía, seguramente era solo el efecto de que él esté leyendo un libro.

Basta, Emma.

Las palabras por mí mente viajaban sin parar, a toda velocidad, mientras con Zed parecíamos tener una batalla de miradas.

Ay Zed, no sabés en lo que te metes.

Estuve bastante firme, sabía que iba a ganar... O eso esperaba hasta que Link comenzó a darme besos en el cuello y volví a la realidad.

Negué para mí misma, cerrando mis ojos y dándome por vencida.

-Te amo- el hermoso chico rubio que tenía sus labios posados en mi cuello soltó un suspiro.

Me mordí el labio inferior.

-Yo mucho más, lindo.

Pude notar como en sus labios se formó una sonrisa, lo cual hizo imposible que yo tampoco lo haga.

La noche concurrió normal y me relajé bastante cuando Zed decidió irse para la altura en la cual, ya todo mi grupo y yo estábamos cantando unas de las canciones del momento a todo pulmón debido al alcohol ingerido a medida que pasaban las horas.

[...]

Dolor.

Sí, en estos momentos estaba sintiendo un infernal dolor de cabeza.

Sin embargo...

Ahí estaba yo.

Había tocado el timbre de la escuela indicando que podíamos ir a la cafetería hace unos minutos. Pero no. Yo tenía la necesidad de lo que iba a hacer.

Por un momento consideré la idea de ir junto a Link y Alisson a comer. Cosa que definitivamente no pasó, porque mis pies ya se estaban dirigiendo al campus.

De un momento a otro, mi corazón se paró por un segundo.

Me dije una y otra vez que no tenía que ser cobarde y afrontar las cosas.

Lo había visto, y lo siguiente podía cambiar todo o nada.

¿En verdad quería conocerlo?

Tranquilamente podría ignorarlo por siempre y hacer como si nunca lo hubiera conocido o siquiera visto.

Pero al parecer mia pies y corazón tenían otros planes.

Y cuando menos lo esperé, estaba bajo las gradas, con mi vista fijada en él.

El chico me observó detenidamente, sin mostrar ningún tipo de reacción.

Suspiré y me atreví a hablar.

-Hola. - hice una sonrisa, la cual fue difícil de controlar.

-Hola. - sus ojos negros no abandonaban mis azules.

Sonrió.

Y ahí... supe que me había jodido.

I'm not perfectDonde viven las historias. Descúbrelo ahora