Capítulo 11: Primer asalto. (mmmm... interesante)
Doy un bote cuando las manos del que solo puede ser Saúl se deslizan con suavidad por mi cintura hasta acabar rodeándome.
- ¿S... Saúl?
- Estás guapísima con este vestido.
- Gra... Gracias.
¿Por qué narices tartamudeo?
Algo roza mi cuello, ¿sus labios?
No, no creo que sea eso, debe ser mi imaginación.
Pero mi imaginación va a más y se desliza hasta el principio de mi espalda con un suave roce que me hace temblar.
- ¿Quieres que pare?-me pregunta
De verdad me daba a elegir.
Bonita pregunta, la verdad. ¿Qué debo contestar?
Si le digo que sí... pues me mentiría a mí misma.
Y si le digo que no... ¡Dios!
- ¡Mi pequeña Loretta!
Oímos a Giancarlo acercarse y acto seguido Saúl se desliza a mi lado para que no nos descubran y hace que mira las fundas con interés. Cruza sus ojos con los míos y sonríe.
¡Es injusto que se muestre tan... así!
Se abre la puerta y entra mi pequeño gran amigo. Alzo el primer vestido que cojo.
- ¡Me probaré éste ahora!
Parezco tonta hablando así.
Giancarlo mira el nombre en la funda, “Valentino”, y sonríe de forma extraña.
- Ya verás, mi niña, ya verás.
Creo que se le está empezando a ir la cabeza.
Aunque a mí ahora mismo... estoy para que me encierren, por loca.
Me meto casi a la carrera en el refugio del probador y me cambio, sin prestar atención a lo que me pongo. Oigo la puerta abrirse de nuevo y a mi hermano haciendo un comentario al que no presto atención.
Salgo sin siquiera mirarme el espejo y mi mirada se cruza con Saúl, que abre más los ojos y no dice palabra.
¡Qué me he olvidado de ponerme! ¡Seguro que he salido desnuda o algo!
Me giro y me miro en el espejo...
¡Dios! ¿Ésta soy yo?
El vestido es blanco impoluto, de palabra de honor y se va ensanchando hasta llegar al suelo con un suave vuelo. Tiene pequeños decorados en los bordes con hilo plateado y un corte como el anterior, aunque un poquito menos exagerado y casi en el centro del vestido. La tela es extremadamente suave al tacto y brillante ante los ojos.
Es... precioso...
- Giancarlo, me llevo éste.-digo, estudiando mi reflejo.
- ¡Ya lo sabía, querida! Según lo vi dije: éste es perfecto para mi Loretta.
- Sí, te queda muy bien.-dice mi hermano, dándome la razón por primera vez en su vida.
Cierro la puerta sin siquiera mirarlos y me lo quito, metiéndolo de nuevo delicadamente en su funda.
Me visto y salgo con él en la mano.
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La historia de mi penosa vida adolescente: Loretta.©
HumorLoretta es una adolescente de diecisiete años que vive con sus dos hermanos y su ocupado padre. Es una atípica niña rica y su vida transcurre sin problemas... hasta que un accidente de su mejor amigo, Rubén, y la casual aparición de un misterioso ve...