41 - Repetimos

24 1 2
                                    

Llegar allí no fue tan difícil, era madrugar otra vez. En Madrid existe metro y es una bendición. Será lento o rápido depende del tiempo del que dispongas. Y en Madrid todo el mundo tiene una prisa impresionante, da lo mismo dónde vayan.

No veía a José por ningún sitio. Una mujer a bastantes metros, me hizo un gesto. No estaba seguro y me señalé para confirmarlo. Afirmó enseguida y me fui hasta la mesa de ella.

-Hola. Soy Sofía. Tú eres Adrián, ¿verdad? Soy la mujer de José Carlos. ¡Toma asiento, por favor!

Me resultaba un poco raro, no sabía qué decirle.

-Tu padre se ha ido a acompañar a la clienta con la que hemos quedado. Vendrá enseguida. ¡Venga, siéntate! Tenía una sonrisa bonita. Tenía un pelo castaño muy cuidado. Vendría a ser un poco más bajita que yo.

-José Carlos, cuando queda con mujeres prefiere que esté yo u otra mujer presente. ¡Dice que le trae suerte! Siguió con su explicación.

-¿Y le trae usted suerte? Soltó una pequeña risa. ¡Quizás necesite yo un poco de suerte cuando hable con él!

-A lo mejor en lugar de darle suerte a él te la doy a ti! Contestó divertida por el planteamiento. ¡No, dice que las mujeres nos sentimos más seguras si hay otra presente! No he conseguido convencerle que no funciona así, pero de paso aprovecho y hago cosas. ¡Me recuerdas muchísimo a tu padre ahora que te veo aquí!

-Es que es un poco, raro. ¡No estaba seguro que supiera... que soy su hijo! Observé algo inseguro.

-Claro que lo sé! Te pareces de ojos y nariz y pelo a José Carlos! ¡Sí, y también haces gestos que me recuerdan a Laura! Comentó con una sonrisa. Estaba dudoso si era artificial, pero a medida que estuvimos hablando me di cuenta que no lo era.

-Qué te parece si pides algo para desayunar. ¿Tomas café? Carlos, se toma mucho café. Me tiene algo preocupado. Carlos es el mayor de mis hijos. ¡Tu hermano!

-¡Si no está muy fuerte, me tomaré uno o mejor un chocolate con leche! Como el café estuviera muy fuerte, a los dos minutos tendría que ir al wáter.

Siguió hablando de lo que hacían mis hermanos. Me preguntó lo que hacía, explicó que José Carlos había estado interesándose por mí en las últimas semanas. Hasta que llegó mi padre e interrumpió la conversación.

-Hola. Cómo estás. ¡Me he retrasado con ella, porque todavía quedaba un fleco por resolver que no tenía claro! Explicó a su mujer.

Hablaba de lo difícil que era hacer buenos negocios, porque cada vez daban menos margen. Iba a tener que dejar esta rama de negocio de trading. No tenía ni la más remota idea de lo que era eso.

-Si me afilio al partido me daríais un puesto de trabajo?

Se echó a reír un buen rato. Ella dijo que también se apuntaría en eso.

-Estas confundiendo un partido político con una agencia de colocación!

-No conoces a alguien para repartir publicidad? ¡Los partidos necesitan repartir publicidad en las elecciones!

-La propaganda electoral se hace en época de elecciones y lo hacen normalmente empresas. Esas empresas sí contratan.

-No me puedes colocar en una empresa de esas?

Otra vez volvió a las risas. Ella dijo que la apuesta segura era estudiar en lugar de trabajar a mi edad.

-Qué es lo que quieres exactamente, aparte de hacerme reír esta mañana?

-Necesito trabajar durante estas vacaciones. Necesito dinero. He tenido que gastar en cosas que no pensaba que tenía que gastar. Y no, no han sido fiestas de botellón o cosas así.

La fierecilla domada por Adri 1 y 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora