Dudas

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Alfa y omega estaban en una burbuja, se reconocen, inhalan y exhalan el mismo aire, comparten un beso que no llega a ser profundo.. Un beso dócil pero que se roba el aliento, les hace vibrar por todas partes.

A Ryuichi le cuesta creer que se pueda sentir tanto en un simple contacto labial, hasta ahora nunca le tomó la importancia a un beso, pero eso que estaba haciendo con Misaki era demasiado. Su mente está en una bruma dónde el rostro de Misaki, desde que le vio la primera vez siendo un bebé, se repetía una y otra vez.

Todas sus etapas pasaban por su mente. Sus balbuceos, cuando le vio gatear, cuando dio sus primeros pasos, cuando dijo su primera palabra "ichi" que era como trataba de llamarle, su primer diente que nacía y su primer diente que caía, su primer día de clases, su primer guerra de almohadas y cosquillas, tantos recuerdos y no pensó que los tenía tan bien guardados.

No podía con tanto, es el verdadero reconocimiento alfa omega destinados, lo único que podía hacer era apegarse al pequeño y delicado cuerpo que tenía entre sus brazos, apretujarle y comer los labios de su destinado.

En cuanto a Misaki, era un desastre igual o peor que su alfa, no podía retener las lágrimas de emoción que recorrían su rostro y que sin querer llegaban a sus labios, el dulce beso ahora es un poco salado y no les importa.

Sentía las fuertes manos tratando de acariciar y secar sus mejillas lo mejor posible mientras no despegaban sus bocas una de la otra.

El aliento de Ryuichi es fresco, delicioso y mentolado, sus labios son suaves, algo carnosos y saben a algo inolvidable, eran geniales como todo aquello que era su antes amigo.

Su mente solo podía repasar el rostro de Ryuichi, sus viajes, sus juegos, sus cuidados y mimos, cada memoria se fue desbloqueando de su mente, era increíble, el poder recordar incluso cuando Ryuichi leía cuentos para hacerle dormir, mientras acariciaba su cabello con cariño y cuidado.

Misaki desea saltar, gritar, reír a carcajadas por la alegría que sentía..

Quizá los destinados que se conocen ya siendo adultos y con sus vidas ya algo armadas, sentían mucha dicha y conmoción, pero dudaba que pudiesen sentir lo que ellos estaban sintiendo, porque el vínculo formado se creó desde mucho antes, creciendo juntos, queriéndose y cuidándose. Eran unos destinados muy distintos a lo que había escuchado antes, ¿Por qué recién se reconocían?.

La hermosa burbuja de reconocimiento se rompió cuando Misaki escuchó la sería y preocupada voz de su padre.

Tenían compañía y lo había olvidado completamente.. Que vergonzoso.

-Chicos, lamentó tener que interrumpirlos, pero está claro de que antes que sigan en lo que hacen, hablemos seriamente, Misaki hijo- Kenta toca el hombro de Misaki, pero un rugido le hace retroceder.

-Ryuichi.. Cálmate, es papá, no hagas eso-

-Disculpe señor Kenta-

¡Kyaa!, retumbó el grito ahogado de dos sonrojadas jovencitas que recién pudieron sacar la voz al ver semejante escena.

Los dichos eran ciertos, Asami Ryuichi es un alfa hermoso, muy guapo, seguro de sí mismo, tiene un aire de misticismo que hacía que quisieras conocerle y romper sus barreras.

Su aroma... Las hacía sonrojar, querer arrastrarse cómo abejas al panal. Un aroma que acelera el corazón de cualquier omega.

¿Cómo lo hacía Misaki para parecer calmo y no desmayar en el acto?.

Habían escuchado el auto llegar fuera de la casa, vieron la felicidad y nerviosismo de Misaki, el cómo se asomó a la ventana, su sonrisa se perdió y comenzó a temblar sin contestarle a nadie de la razón de lo que le ocurría. Él simplemente se abalanzó hacía la puerta principal, abrió y el shock inicial "empeoró". Misaki tembló con más obviedad, no se movió más que para llevar ambas manos a su boca.

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