No quería despertar, pues sabía que se llevaría una gran decepción al hacerlo, pues sabía que estaría solo. Solo como un maldito perro.
Las sábanas estaban frías y desordenadas, incluso llegaban a tocar el suelo, estaba con los ojos cerrados al momento de tantear el lado opuesto de la cama, como lo había dicho desde el principio, estaba solo. Abriendo sus ojos con pesadez miró el lado opuesto donde descansaba su brazo y anteriormente lo había hecho su acompañante, suspiró totalmente derrotado.
Creyó que él estaría a su lado al despertar, imaginó que lo despertaba con besos y abrazos como lo muestran en las películas románticas y terminaban haciendo el amor, pero no, nada era como las películas. Que maldita desilusión.
Solo se escuchó el crujir de la cama cuando se puso boca arriba y colocó su antebrazo en la mitad de su rostro. Quería llorar, quería llorar porque había sido un idiota, y uno grande.
Apartando su antebrazo de su rostro miró el techo pulcramente blanco, las paredes grises daban un toque frío y la cosa empeoraba cuando el silencio reinaba y lo único que se escuchaba era el sonido tranquilo de su respiración. Por masoquista tomó la almohada contraria e inhaló el delicioso aroma de la persona que dormía con él todas las noches pero que se iba todas antes de que el sol saliera y él despertara. Inhaló profundamente, recordando la noche anterior y lo que había ocurrido en su habitación, cada respiro era un precioso recuerdo de la otra noche, cada movimiento ejecutado había sido un dulce gemido y cada sutil caricia fue hecha con amor.
Con sólo cerrar sus ojos recordaba todas las noches en la que ese precioso hombre estaba en su cama bajo su cuerpo o sobre sus muslos, llegando cada vez más profundo, cada suspiro se transforma en un suave jadeo, y cada gemido se convierte en gritos de placer y pasión, un solo roce entre pieles se vuelve fuego y cada estocada se convierte en llamaradas de lujuria.
Así eran todas las noches desde que conoció a aquel precioso hombre en la academia de baile. ¿Quién lo diría?, ese hombre se había convertido en su todo en un par de meses, se había vuelto su pilar, era su hermosa obra de arte, ¡incluso mejor que una!, era una pieza única entre finos diamantes y rubíes, era su delicada pieza de cristal, era su todo.
Lo amaba. Lo necesitaba. Necesitaba a ese hombre mas que a su siguiente respiro.
Pero lo arruinó. Fue un momento de debilidad cuando lo dijo, fue un momento especial cuando le dijo aquello, fue un momento hermoso y un momento dado, pero tal vez fue así solo para él.
' Te amo' pensó en decirle, pero lo que dijo fue un "Cásate conmigo".
Las emociones juntas, el orgasmo que les azota y la confusión hizo que ese momento se tornara distinto al imaginado. Tal vez y si lo arruinó, porque ni siquiera permitió que el hermoso hombre sobre su cuerpo hablara para rechazarlo, porque enseguida lo besó y lo había puesto de nuevo bajo su cuerpo.
Si, puede que lo haya arruinado.
Tal vez él no estaba listo, tal vez él mismo no estaba listo, tal vez ninguno de los dos estaba listo.
O solo tal vez Park Jimin no estaba listo, pues él, Jeon JungKook estaba más que preparado para una vida junto a su hermoso Mochi de Busan, el hombre que lo conquistó con un exquisito baile y con unas simples palabras.
Jeon JungKook estaba perdido, y de pilón enamorado. Se sentía como un perdedor, no quería ni levantarse de la cama para aun conservar un poco del calor que había y para no perder el dulce olor de su hombre.
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i need you boy
FanfictionCuando Jungkook despierta se da cuenta que su cama está vacía, de nuevo.