●Capítulo Único●

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nota 2023: parece que tenía esto en borrador, es del 2019 jaja lo publicare tal cual está pero con unas correcciones. No me pregunten por qué escribí algo así, ni yo lo recuerdo.

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Ningún padre o madre estaría de acuerdo a que su propio hijo de no más de catorce años sujetara una Katana. Pero afortunado sea el que le dió una de madera.

—No lo presiones tanto. A penas es un niño, Yasuo.

—Lo sé, pero en tiempos de guerra, los niños deben abandonar su infancia para ser un hombre y defender a su gente. Su hogar; tú, Yi.—susurro Yasuo intentando calmarlo.

—Puedo cuidarme solo, pero si lo golpeas con fuerza, te golpearé yo mismo.

Yasuo rió un momento, sabía que eso no era cierto pero las dulces advertencias de su querido maestro del Wúju no debían ser tomadas a la ligera, aún más cuando un omega espera un cachorro.

El alfa de vestimenta azul caminó al patio con serenidad, lanzó su espada cerca de los escalones de la casa, y tómo una de madera tallada.
A veinticinco pasos exactos, Yasuo esperaba a su hijo.

Era la primera vez que Yasuo lo entrenaba para la batalla y defensa, las veces anteriores se trataba sobre la calma frente a un oponente, que mayoritariamente eran clases de meditación dadas por Yi.

—¡Ya estoy listo, padre! —Gritó mientras corría hacia él.

No tardo mucho cuando ambos ya estaban uno frente al otro.

—Bien, ya sabes cómo empezar, ¿No es así?

Él asintió.

Y comenzó con la postura, las morenas manos del joven sujetaba firme la tan anticuada espada; a treinta centímetros a la altura de su cintura.

—No está mal, pero recuerda que estás sujetando una Katana, no una espada de la milicia demaciana. Mantén la postura, no te agaches, tu enemigo está al frente no en el suelo.

Corrigió su postura erguida, ahora sus pies: su pie derecho hacia adelante y el izquierdo atrás.

Su padre mantiene casi la misma postura, la diferencia que su arma se sostenía pegado a su cadera, como si fuera a desenvainar una de verdad.

Y así comenzó.

El primer movimiento provocó el choque de espadas, continuó rápido y ágil. Pero cuando el primer golpe se dio; fue en la costilla del joven.

—No te distraigas, no mires atrás, estoy delante tuyo. Si el filo de la cuchilla llegara a golpearte en el mismo lugar ya estarÍas muerto y tu padre correría peligro. —Dijo regañandolo Yasuo.

—No volverá a suceder, lo siento.

Y continuaron mucho más.

El último maestro del Wuju los observaba atento, veía con la claridad de sus anteojos el entrenamiento de ambos. No estaba enojado, ni molesto de que Yasuo lo regañara, porque a fin de cuentas estaba bien.
Lo vió, otra vez, como el arma de Yasuo tocaba la mano de Yone.

—Felicidades, te quedaste sin mano, Yone.

Él sólo atino a caer al suelo, estaba exhausto.

—No podré hacerlo.— Su voz triste amenzaba lágrimas.

—Sí, si podrás, porque lo haces por él —Dijo señalando a Yi— y por ti. Tienes un motivo noble, y eso es algo que ningún noxiano tiene. Debes vencer. Ahora piensa siempre en ello, no lo saques de tu mente, porque cuando lo hagas ya no estarás en la pelea. ¡Levántate y sigue luchando, no habrá descanso cuando los noxianos invadan!

Y así lo hizo, se levantó por segunda vez. Y atacó con la misma fuerza que tendrían sus dos padres juntos.

—¡Los noxianos no tienen misericordia, no hay piedad en ellos, no se detendrán a matar sólo por que seas un niño o un omega esté esperando!

Por él vencería, y nunca lo dejaría morir, porque desea ver envejecer a sus padres y hermano, no dejaría que el último Maestro del Wúju sufriera otra vez, no como en el pasado.
En un acto de retroceso por parte de su padre, Yone pudo empujar su katana de madera en el punto exacto del corazón.

La pelea acabó.

—Bien, ahora sí está bien. Pero recuerda y no olvides que no irás al campo de guerra, te quedarás aquí a proteger a tu padre y hermano que viene en camino. ¿De acuerdo?—Dijo agitado.

—De acuerdo. —Afirmó feliz

—Excelente, qué tal si vamos a comer, el caldo de Yi huele bien. —Dijo Yasuo cansado y con una sonrisa.

La cena había transcurrido con calma, los tres acordaron seguir entrenando hasta la próxima semana, que seria el día en el que Yasuo partiría a la frontera.
Llegada la media noche, Yone ya estaba plácidamente durmiendo y no había alma más despierta que la de Yasuo y Yi.

Él leía un libro y el Alfa trataba de conciliar el dulce sueño, sin embargo no pudo.

—Hey, Yi, por qué no apagas la luz y vienes a recostarte un momento...

—Que extraño, la última vez que me dijiste "recostarte un momento" terminé con un cachorro sin nombre en mi vientre.— mencionó con burla Yi.

Ambos rieron, pero insistió a que Yi lo acompañara en la cama y al final cedió frustrado. Ahora uno frente al otro, en medio de la oscuridad; hablaban en susurros.

—Te irás la próxima semana.

—Lo sé.

—¿Volverás, conmigo y Yone?

Yasuo no respondió a la pregunta, pero si habló.

—Hoy le dije a Yone que, cuando peleas por alguien, no debes rendirte. Ahora me haces esa pregunta como si llegara a ser derrotado por cualquier noxiano estúpido que cree intentar invadir Jonia. Además no debes olvidar quién soy.

—Nunca olvidaría. Sé con exactitud quién fuiste y eres ahora, Yasuo.

—Entonces no dudes en que volveré. Y recuerda, que yo mismo dije que le pondría nombre a ese niño que llevas.

La luz de la luna que se filtraba por la ventana fue testigo de esa promesa, y el acto que lo reafirmó con palabras y actos de amor...

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