Lo que cae, se levanta

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Las estrellas iluminaban el firmamento y el suave sonido de las olas golpeaban constantemente las paredes que me mantenían cautivo. Cada noche, gota a gota, poco a poco se desgastaban las débiles rocas que me impedían marcharme.

Posiblemente nunca lot uviesen en cuenta los arquitectos de la prisión, si es que llegó a haber alguno, pero las olas llegaban a alcanzar la primera celda, lamía. Aunque es normal que no se lo planteasen, cuando llegué a aquí, la más poderosa ola ni siquiera conseguía acercarse más de tres metros, pero desde entonces la marea nunca dejó de subir,llevaba catorce años subiendo.

Hasta que en aquella noche, llegó la última ola, la que derribó la pared, la que me rescató de mi penitencia. Salí de la celda con las pocas fuerzas y dignidad que me quedaban, no sin antes buscar entre el cielo a la luna medio destruida para exclamar: venganza.


Seis meses después


-Niko no te quedes dormido en los laureles, vamos a llegar tarde.- Exclamo una chica cargada con una pesada mochila que contenía una extraña máquina en su interior.

-¿Cómo que llegar tarde? Pero si son las nueve de la mañana y esto nos va a costar menos de media hora.- Contestaba un chico que sujetaba una gran vasija por ambas asas.

-¡Exacto! Ya sabes que si llegamos después de las nueve y media la señorita Lilia nos echará la bronca por no haberle traído agua potable y sal a tiempo.- Exclamó ligeramente alterada.

-Ñeñeñe- susurró-ñeñeñe, no se porque se queja si es ella la que se ha quedado dormida, ñeñeñe.


Se trataban de el pequeño Niko: bajito y con un horrible corte de pelo a lo tazón que la señorita Lilia le había regalado al cumplir los once años, (o mejor dicho, le había impuesto como castigo por no callarse aquel día) y Abril: bastante más alta que Niko (aunque eso lo era cualquiera) que también había recibido un corte de pelo en su último cumpleaños, aunque el suyo intentaba disimular lo que la señorita Lilia había denominado en múltiples ocasiones como"antinatural, ridículo y hortera" , que no eran más que dos rebeldes mechones de pelo que decidieron ser, en vez de oscuros y rizados como el resto, blancos y lisos, y no solo eso, sino que encima prefirieron plantarse en primera fila, dándole siempre  un motivopara llamar la atención fuera a donde fuera.

Ambos aceleraron el paso por un camino rodeado de vegetación que les llevaba de la aldea a la playa más cercana. Cuando llegaron a la orilla Abril empezó amontar su máquina embudo-botijo- desalinizador, mientras Niko llenaba la vasija de agua.


-¡Ya funciona!-  Exclamó Abril cuando terminó de montarla, mientras Niko aun seguía llenándola vasija por primera vez.

-Ya voy...-Replicó sin ganas.-


Fue repitiendo el proceso de llenar la vasija- llenar la máquina, mientras Abril con sus pies medio enterrados en la arena observaba ensimismada como el mar se perdía en el horizonte. Pese a hacerlo todos los días, en cada uno algo parecía distinto, sobretodo aquella vez.

De repente, unos fuertes gruñidos y gritos empezaron a emitirse desde la cueva más cercana,sonando a una especie de quimera elefante-oso-abeja, que obviamente les llamó la atención.


¿Cre-crees que e-es un dragón?-Dijo Abril mirando a Niko.

¿U-un dragón? Ve-venga ya, los dragones no existen.-Expresó anonadado- No-o seguro que es el sonido que hace el viento al pasar por la cueva.

¿¡Desde cuando el viento suena así!?-Replico Abril.


Se miraron fijamente y como no, un impulso de estupidez los llevó a los dos a introducirse en la cueva en busca de la muert- digo, para saber de que se trataba ese ruido.



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⏰ Última actualización: Mar 26, 2019 ⏰

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