Muertos vivientes (BaekHyun)

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"Nada es real excepto el dolor ahoraAguanto mi respiración mientras deseo morirOh por favor, Dios, despiértame" –Metallica, One

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"Nada es real excepto el dolor ahora
Aguanto mi respiración mientras deseo morir
Oh por favor, Dios, despiértame"
–Metallica, One.

—Muchas gracias por ayudarme —le dije al oficial cuando estuvimos al lado de mi carro.

—No se preocupe —respondió tranquilo—. Es mi deber. ¿Necesita que lo acompañe hasta su casa? Puedo enviar una patrulla con usted si lo desea.

No supe si lo preguntaba por haber visto mi carro, porque eso dejaba en claro que 1. yo tenía un estado socioeconómico bastante alto a pesar de que era mi carro más pequeño, 2. el oficial ahora estaba seguro de que ese hombre había intentado robarme porque yo debía tener un celular último modelo y 3. él simplemente sentía que había hecho algo importante, porque esos celulares no se venden solos.

Sin importar todo eso, yo me seguía sintiendo mal. Estaba mintiendo.

—No, no. Estoy bien, gracias.

—Bueno... De todos modos, parece que el ladrón se ha ido. —En ese momento, lo miré a los ojos. Parecía orgulloso de lo que había logrado en un simple día de trabajo aburrido. Pero yo sabía que en realidad no había logrado nada. Bueno, ayudar a mi amigo narcotraficante, pero eso solo era peor.

—Sí... Sí, eso parece.

—Entonces, que tenga un buen día —finalizó con una sonrisita de autosuficiencia y dio media vuelta para volver a su puesto de trabajo.

Odié esa sonrisa porque me hizo sentir mil veces peor.

Cuando me aseguré de que el hombre no estaba a la vista, me metí al carro y me senté allí, recordando lo que había acabado de pasar. La adrenalina se desvaneció solo entonces, y empecé a sentir un miedo terrible, algo que me abrazaba desde los pies hasta la cabeza.

Yo, después de eso, estaba apunto de morir. Me había ganado mi sentencia de muerte. Por todos los dioses, ¿por qué soy tan metiche a veces?

Con manos temblorosas saqué el celular del Dealer de mi bolsillo y lo miré detenidamente por mucho tiempo. No era muy bueno, tampoco muy lujoso, pero ahí estaba yo. ¿Tendría el hombre dinero para otro celular? No tenía ni idea.

El bloqueo de pantalla mostraba el teclado y un espacio para poner la contraseña. Yo, que no sabía nada del hombre y mucho menos de hackear celulares, le di a la opción de "olvidé mi contraseña". Me pidieron una pregunta de seguridad; "¿Cuál es su película favorita?". La mía: El Viaje de Chihiro. La del hombre... ¿Trainspotting, tal vez? Lo intenté, porque en realidad perdía más si me quedaba de brazos cruzados.

"Introduzca la contraseña nueva". Oh, yo era un tipo con suerte.

Me inventé una contraseña estúpida y desbloqueé el celular. Me metí al registro de llamadas sin chismosear nada de más y saqué mi celular para guardar el último número al que el Dealer había marcado.

Crying OutDonde viven las historias. Descúbrelo ahora