Siete

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Los ví ahí,
Sin mirarme,
Estaban todos colocados a su libre albedrío,
Eran siete.

Uno,
Dos,
Tres,
Cuatro,
Cinco,
Seis
Y siete.

Lujuria me mira,
Puedo ver el fuego envolviendo sus retinas,
Abre la botella de champán
Y tira un trago encima de mi tumba.

Puedo notar una mirada desafiante en mí,
Me giro, ahí está,
Ira, con un carnet en la mano haciendo unas rayas en la mesa de cristal, se las mete, su expresión no cambia.

Te recuerdo a ti,
Por tu culpa estoy aquí
Perdida
Sola
Sin entender
Mis alas se queman si me acerco al cielo, por eso
Es que me encuentro aquí, sin salida
Perdida
Sola

Soberbia juega a las cartas en una mesa redonda,
Las cartas de los demás jugadores son blancas, sin dibujos.
Soberbia siempre gana, viene a por el oro y se pira luego.

Puedo ver su ceño fruncido,
Tienes unas cejas preciosas
Envidia me mira, pero tranquila,
Mis alas no son mejores que las tuyas.

En verdad es mi culpa estar aquí,
Yo lo decidí en el momento que te besé, yo ya
Sabía que iría al infierno
Ya no pertenezco al cielo

Avaricia lleva un saco suave,
Precioso,
Con bordados dorados
Guarda todo ahí, no me deja verlo

Pereza ni se molesta en mirarme,
Me dijo que había hachís en la mesilla y poesía por todas partes,
Se lo agradezco y sonrío, no responde.

A ti no te veo,
No sé donde estás,
Hice un pacto con el que no debía
Y ahora me encuentro con esta majadería.

Puedo oír a alguien masticar,
Veo caviar y langosta a lo largo de la mesa.
Gula no me mira,
Está como poseída.

Ví al diablo el día que nos conocimos,
No me arrepiento de nada.
Ahora estas alas ya no vuelan bien,
El alma róbame, mátame, quémame la piel.
Grita, hazme sentir algo.

Pensamientos sin másDonde viven las historias. Descúbrelo ahora