Parte Única

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"Aléjate de Simón, si es que hay uno en tu clase"

"Nunca te acerques a un Simón"

"Cuidado, y reza porque Simón no te vea"

¿Por qué tanto odio a un nombre? ¿Cómo saben que va a haber un Simón en mi clase?
¿Está bien que me aterre la paranoia de mis padres?

No era mi primer día de escuela, es más, iba en mi octavo año –sin contar el preescolar– y no conocía a ningún Simón y mis padres lo sabían, pero siempre insistían en decirme lo mismo: "Aléjate de Simón". Claro, eso duró hasta ese día.

Entré al salón de clases como normalmente lo hace cualquier estudiante, me senté en mi escritorio y comencé a revisar mis cuadernos hasta que el rumor me llamó la atención, era más fuerte de lo que normalmente lo era. Barrí el aula con la mirada, pero mis ojos se detuvieron en un chico que no conocía; tenía el cabello un poco más largo de lo usual y rasgos afilados, piel pálida y cabello oscuro. No era normal que alguien entrara al curso en medio del semestre, pero realmente no era lo que más me impresionaba, sino su vibra superior y poderosa, era como si él fuera más que nosotros, pero no decía nada, era algo que se notaba al verlo.

Simón, Simón, Simón, Simón, Simón, Simón, Simón, Simón, Simón, Simón, Simón, Simón, Simón, Simón, Simón, Simón, Simón, Simón, Simón, Simón.

–¿Por qué siempre dicen que nos mantengamos alejados de Simón? – Le pregunté a Eric, mi mejor amigo.
–¿No conoces el juego? –preguntó de vuelta, confundido.
–¿Juego?
–Ya sabes, Simón dice –asentí lentamente sin terminar de comprender lo que decía –, el juego en que si dicen Simón dice tienes que obedecer.
–¿Qué tiene que ver eso con la gente llamada Simón?
–No, no es eso –Eric estaba serio–, así les dicen. Simón es como les dicen a las personas con control mental.
Yo quedé de piedra al oír esas palabras.
–¿Poder mental? –pregunté perplejo.
–Sí, pueden controlar tus acciones y mente para que hagas lo que quieres, tal como en el juego.

Semanas después, tal vez meses, Simón se nos acercó en el almuerzo. Pude notar como Eric se tensaba, pero yo estaba relajado, después de todo él podría haber sido una persona perfectamente buena, ¿no?
Se sentó frente a mí y junto a Eric y nos sonrío como cualquier otro adolescente lo habría hecho, mas no nos habló. 
Comenzó a sentarse con nosotros en los almuerzos, luego en algunas clases, pero no nos dirigía la palabra. Era extraño, pero no parecía tener interés en comunicarse.
Un día viernes, la última clase había acabado y yo me encontraba terminando de arreglar mis cosas cuando Simón –como acostumbrábamos a llamarlo, dado que no se comunicaba y no sabíamos su nombre– se me acercó. Apoyó una de sus manos en mi brazo y comenzó a caminar. Mis piernas comenzaron a moverse sin que yo así lo quisiera y lo seguí. Llegamos a un aula vacía y me soltó.
–¿Por qué no me temes? –preguntó con voz  queda mientras sus ojos me miraban con curiosidad.
No respondí, porque no sabía como hacerlo. Permanecí en silencio sin observarlo.
–Responde –exigió.
–No veo razón para temerte –respondí y luego mordí mi lengua.
–Te daré una razón.

Esa tarde preferí no volver a mi casa, permanecí en una plaza que estaba cerca de esta. No quería ver a mis padres. Finalmente volví después de que el sol se pusiera. Mis padres me recibieron histéricos, pero no respondí sus preguntas, sólo subí y me encerré en mi  habitación. Un par de minutos después mi padre entró a mi habitación y trató de hablar conmigo, pero fingí que dormía. Una vez que se fue me senté en mi cama con las palabras de Simón aún dando vueltas por mi cabeza. No digas nada.
Al día siguiente Simón se me acercó a mí, susurró un ya puedes hablar y luego  desapareció de mi vista.
Siguió sentándose junto a nosotros, pero no hablaba. De vez en cuando daba vagos comentarios que eran órdenes hacia nosotros.

Luego de unas semanas la paranoia podía conmigo. Mi mente alucinaba el silbido de Kromer cada vez que Simón estaba cerca, pero el sonido real era nulo. Lo rehuía como podía, pero no era suficiente.
Para el resto de la clase era un chico callado, un chico que anotaba las respuestas o cosas que quería decir para que el resto no se viera afectado por sus habilidades. Pero con nosotros era diferente. Con nosotros sí era Simón.

Simón dice que somos asesinos de verdadera vibra.

No podía creer lo que estaba pasando. Aún oía los gritos desgarradores. Aún sentía aquella sustancia recorrer mis manos. Aún veía sus ojos suplicantes.

Cerré los ojos con fuerza y me abracé a mí mismo.

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⏰ Última actualización: Mar 25, 2019 ⏰

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Hidden: Simon Says  (O.S)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora