Capítulo 33: Barco

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—Le he dicho que no tiene que pagar todo por mí. – Me quejo. –

—Y yo le he dicho que no es problema, me gusta hacerlo. – Refuta. –

—¡Pero esto es demasiado! – Me exalto abriendo los brazos para reafirmar el hecho. —Solo mire donde estamos. – Él solo sonríe con autosuficiencia. –

       Les pongo un poco en contexto de la situación, antes de que mi mente se vaya a volar y se centre en el hermoso rostro de Mean Phiravich y su sonrisa capaz de derretir los mismísimos Polos.

         Después de nuestra noche de pasión. Riquísima, por cierto. De la que quedé con varios moretones, chupones, y con una marca alrededor de mi cuello, creo que a ambos nos va lo rudo. Con Mean, no nos hemos visto casi, solo para dormir, darnos un par de arrumacos en la cama y ya, y esa es la mejor parte de mi día, la verdad, la sucursal de Corea nos tenía de actividad en actividad. Aunque no puedo dejar de decir que son divertidas, los coreanos son muy ocurrentes. Hasta logran parecer que el trabajo no es tan agotador.

       Por ello, hoy día, Mean Phiravich, ha decidido que lo tomaríamos libre y tendríamos una de nuestras tantas citas de... ¿Socios? ¿Novios? ¿Concubinos? ¿Peor es nada? Obviamente me quejé, no podía dejar la cocina sola, pero él ya había avisado al personal y a todos. Siempre haciendo cosas a mis espaldas... Y no solo eso.

       Por lo que hoy, nos enfundamos en chaquetas gruesas, y salimos. Primeramente me llevó a un gigante centro comercial, a por un helado. Literalmente, UN helado, dado que lo compartimos. Sí, en medio del frío, él calentándome como siempre. Obviamente, él pagó, no me dejó ni sacar mi cartera.

       Luego de esto, fuimos a ver ropa, intenté no emocionarme externamente con alguna prenda, porque sabía que si pasaba, él sería capaz de comprar la tienda entera para mí. Para su socio. Aunque no por ello, no me compró alguna blusa de las que a él le gusta que yo use, sí, esas que dejan ver mi clavícula. Tiene una especial fijación con ese huesito que se me sobresale.

        Y justo ahora, nos encontramos solos con el capitán, en un pequeño barco. Sí, leyeron bien UN BARCO. ¿Por qué? Porque el niño quería y podía. Malditos ricos.

—Solo relájese y disfrute el viaje. – Se posa detrás de mí, hablando con su voz ronca. Buscando seducirme desde temprano, he. –

—¿Ahora qué hará? ¿La escena del Titanic? – Pregunto con ironía. –

—¿Qué come que adivina? – Toma mis brazos, extendiéndolos a ambos lados, para posteriormente abrazarme de la cintura. –

         Y casi logro relajarme. Casi.

—Es un tonto. – Río por lo bajo mirando el paisaje aún con los brazos extendidos. –

—Un tonto que está loco por usted. – Deja descansar su barbilla en mi hombro. –

         Y aquí es donde tengo sentimientos encontrados. No sé si decirle algo igual de cursi o azucarado. O irme por como lo haría Plan Rathavit normalmente, cagarla monumentalmente, porque mi boca no conecta con mi cerebro.

         Decido que lo mejor es solo corresponder a su cariño, recostándome a él, disfrutando del movimiento del mar, el frío en el rostro y la calma. Justo ahora mi mente no es un caos, y me siento bien con ello.

—Hoy nos quedaremos en una isla. – Susurra besándome la mandíbula. –

         Naturalmente me erizo completo, sintiendo un tirón en Fifi... Amigo ¿qué haces aquí compañero? Creí que el frío te tenía escondido. Sacudo un poco la cabeza centrándome en lo que me acaba de decir. Por lo que mis nervios llegan. Ya saben cómo soy. Me volteo alarmado. Realmente no sé porque me alarmo tanto. Oh no, sí sé. ¡VAMOS A DEJAR EL MALDITO TRABAJO COLGADO!

—Espere... ¿Qué? – Me volteo repentinamente a mirarlo, sintiendo su agarre afirmarse en mi cintura. —¿Cómo se le ocurre? ¿Está mal de la cabeza? ¡MAÑANA HAY TRABAJO! No vinimos a vacacionar!

—¿Qué sentido tiene viajar con su pareja si no tendrán alguna escapada romántica? – Pregunta como si nada. COMO SI YO FUERA UN MALDITO PEDAZO DE MADERA QUE NO SIENTE NI REACCIONA A ESTÍMULOS. –

—¿Se está escuchando? ¿Escapada romántica? ¿Nosotros? - ¿Por qué me siento estúpido de repente? –

         Ah sí, no estoy acostumbrado a esto.

—Usted cálmese, está muy tenso. – Pasa sus manos por mi espalda, haciendo presión en algunos puntos. —Recuerde que el hotel es mío, puedo hacer lo que quiera. Usted solo disfrute.

—Lo dice tan fácil. – Él besa mi frente. Nunca antes lo había hecho. –

—Es que es fácil. Usted, yo, una cabaña, una noche romántica, una cena deliciosa...

—¿Tendré que cocinar? – Pregunto con burla. –

—Haré mi mayor esfuerzo. – Ríe. —Solo si usted me dirige.

—No quiero que queme la cabaña, lo haré. – Reímos y apoyo mi frente en su hombro. –

         Creo que puedo ser romántico por esta vez. 

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       No podías dejarlas sin cap hoy. *Guiño, guiño* 

       Un poco de romance no hace daño :'v. Y como a mí no me gusta... Jah. Con el 2wish hasta saco mi lado cursi akjsdhf. 

       Recuerden que lo que pasa en Corea, se queda en Corea ;-). 


-N'Anyi:)

Amor de Aeropuerto - MeanPlan/2wishDonde viven las historias. Descúbrelo ahora