Lo más difícil de mudarse es tener que tirar cosas que forman parte de ti, que te vieron crecer y que a pesar de que no las utilizas con el paso del tiempo te cuesta tirar por la carga emocional que conlleva, pero, lo más difícil de mudarte de un país a otro es el tener que acostumbrarte a cosas completamente nuevas, un nuevo idioma, dejar amigos, nueva comida, nuevas costumbres y más, lamentablemente se veía obligado a empacar todas las cosas que fuera a utilizar en ese nuevo país, a decir adiós a la que había sido su habitación por casi 19 años y a despedirse entre lágrimas de sus mejores amigos de toda la vida con los cuales se había comprometido a mantener contacto.
Después de un año de haber llegado a Corea aún seguía teniendo shocks culturales y el hacer amigos aún le resultaba difícil pues no dominaba completamente el idioma y la vergüenza lo gobernaba al momento de tener que hablar con alguien más temiendo equivocarse y con esto llegar a ofender a alguien, la escuela era otro punto difícil ya aún no entendía completamente las clases y recibía la información cortada agregando que no era su cosa favorita, este lugar era ocupado por el pastel de zanahoria que vendían los jueves en la cafetería, ese día corría como alma que lleva el diablo ignorando insultos que no le interesaba traducir todo con tal de probar ese pedazo de cielo que le recordaba tanto a su antiguo país.
Con el paso de los meses su timidez al hablar se fue quitando logrando hacer algunos amigos con los cuales comenzó a comer y a salir los fines de semana que se llegaban a poner de acuerdo para organizar algo, con ellos había entrado en confianza demasiado rápido, lo entendían y le tenían paciencia cuando no entendía algo, le hacían burla cuando probaba un sabor nuevo y lo consolaban cuando sacaba una nota baja gracias a que no entendió la pregunta, si Renjun tenía unos buenos amigos, por eso cuando su alocado corazón decidió interesarse no por uno sino por dos de ellos él se sintió la peor de las personas.