CINCO

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Era ya la tarde del jueves y los nenes habían terminado sus clases, bueno si se le podía llamar así. Daichi les había llevado unos dulces de la panadería pero Suga no quería dárselos hasta después de que merendaran. De modo que salieron a jugar al jardín porque hacía buena tarde. Ryu-chan, Noya, Kageyama y Yamaguchi jugaban a pillar mientras que Tsukki, Hinata y Asahi estaban sentados jugando con unos cromos.

Suga y Daichi estaban en el porche uno junto al otro vigilando y charlando.

—Una semana era mucho tiempo, como ves no hay mucho más que necesites saber para el informe —le comentó Suga.

—¿Quieres que me vaya ya? —le preguntó.

—¡No! Nada de eso... Por mí te puedes quedar todo el tiempo que quieras...

—¿Te vas a ir? —preguntó Hinata, que les había estado escuchando.

—Claro, no puedo quedarme para siempre... Mañana es el último día que vengo aquí y el sábado por la mañana cogeré el tren a mi casa.

—¿Con tus papás? —le preguntó Asahi.

—Bueno, yo no vivo con mis papás.

—¿Y por qué no te quedas hoy y hacemos una pijamada? —propuso Hinata como si fuera una gran idea.

"¡Pijamada, pijamada!", empezaron a gritar los peques emocionados.

Daichi miró a Suga pidiendo "socorro" con la mirada pero este solo se rió de él.

—Suga...

—Voy a ir a prepararles algo...

—Espérame.

—¿Pero Daichi-chan entonces te quedas? —le reclamaban los peques al ver que se iban.

—Ya veremos...

Daichi le siguió por el pasillo y entró a la cocina detrás de Suga.

—¿Por qué has huído así?

Suga se rió.

—No huyo, tengo que hacerles la merienda —dijo abriendo la nevera.

—Ya... Los niños esperan que me quede...

Daichi sacó el pan de la bolsa y buscó un cuchillo.

—¿Me estás pidiendo permiso?

—Claro...

Suga sacó sobrasada de la nevera y se apoyó en la encimera.

—No tienes por qué hacerlo, Daichi. No quiero crearte un compromiso. Me inventaré algo ¿vale?

—¡No! Me encantaría quedarme... pero ¿a ti no te molesta?

—No —dijo rápido y bajito.

—Entonces podemos preparar chocolate y contarles historias de terror

—De eso nada que luego no duermen.

Daichi se rió.

—Pues solo cuentos.

◈◈◈◈◈

Hicieron una cabaña en la habitación de los peques con las sábanas y se metieron dentro con linternas para pasar la noche desvelados y contando cuentos increíbles. Era emocionante y divertido y Daichi se sabía casi tantas historias como Suga, además las de él nunca las habían escuchado. No querían que esa noche terminara pero sobre las once de la noche ya se habían quedado todos dormidos, tirados unos encima de otros, aplastándose.

Daichi se quedó desmontando las sábanas y arreglando un poco el cuarto mientras Suga fue a su habitación a ponerse el pijama.

Al terminar le dio pena moverles y pensó en dejarles durmiendo en las mantas en el suelo.

Guardián del nido [DAISUGA]🐣Donde viven las historias. Descúbrelo ahora